jueves, 30 de abril de 2009

Tipología de las relaciones de pareja


Transcurrido un tiempo, he llegado a varias conclusiones, producto de una observación sistemática de los tipos de parejas que existen (al menos los que he podido constatar de manera visual/interactiva) en nuestro entorno. Quiero señalar, que aunque he definido anteriormente una relación de pareja en términos más formales, ahora me voy a referir al concepto, indicando cualquier unión que se da entre dos personas y que implica un permiso para la intimidad.

Para poder entender bien la tipología, explicaré varios términos que son importantes en la conceptualización de las relaciones de pareja. El primero es el vínculo significativo. Esto denota que hay una relación entre dos personas, que a parte de eso hay algo que va más allá de una simple interacción, y existe un intercambio de emociones. Se le da importancia a las cosas que se comparte entre esas dos personas, ocupando un lugar importante en la vida de ambas.

Otro concepto importante es el compromiso. Comprometerse, no es sinónimo de “me voy a casar”, como muchas personas entienden, más bien es hacerse responsable concientemente de la parte que corresponde en la relación y el vínculo que me une a otra persona. De la mano del compromiso, muchas veces va acompañada la confianza, que denota la tranquilidad que siento con la otra persona, por el simple hecho de entender que mis emociones están valoradas y bien apreciadas, donde la traición no tiene cabida de ninguna manera.

Comencemos pues, a mencionar la tipología relacional de las parejas. La clasificación que he realizado es la siguiente: a) Formales, b) Ocasionales, c) De un día, d) Con terceros, y e) Por dinero. Si tienes alguna que no haya mencionado, pues sería valioso un aporte, con gusto se aceptan sugerencias.

En las relaciones de pareja formales, existe un vínculo significativo, y generalmente se fundamentan en el compromiso y la confianza. Es el tipo de relación donde hay proyectos en común, y se entrelazan relaciones con ambas familias de origen. Por lo regular, son de larga duración, aunque lleguen a terminar en algún momento. Por su alta carga de compromiso, generan mucho malestar cuando no se llevan de manera adecuada.

Las Ocasionales, tienen un vínculo que podría ser significativo, pero no necesariamente. Basan su interacción, principalmente, en atractivos de tipo sexual/amistoso. Aquí entra lo que se conoce como “amigos con derecho”. Son esas personas que se conocen, y mantienen una pseudo-relación, pero sin el compromiso y la confianza (en algunos casos) que ameritan las relaciones formales. En este tipo, existen muchas libertades y se comparten otras cosas a parte de la sexualidad.

Hay otras relaciones que son “De un día”, donde no encontramos ningún tipo de vínculo, y se dan de manera situacional y momentánea. Muchas veces las personas que intercambian en este tipo de relación, no se vuelven a ver jamás, ya que su interacción se dio producto de un contexto muy particular (discoteca, playa, etc.). Las personas que salen mucho a fiestas y toman alcohol, puede que caigan en este tipo de relación muy a menudo, ya que bajo los efectos del alcohol pueden suceder muchas cosas.

Lo que conocemos como triángulo emocional ocurre en un tipo de relación que se denomina “Con terceros”. Aquí, el vínculo podría ser significativo, pero no necesariamente. Y son relaciones extramatrimoniales o extranoviazgos, donde se puede dar un compromiso, si es algo acordado. Si existe el compromiso es con unas características muy particulares, y simplemente se llega a un acuerdo de como van a llevar la relación. No es lo mismo ser infiel un día, a sostener una relación significativa con un tercero, de manera paralela a la relación formal.

Un último tipo de relación es la que tiene al dinero de por medio. En este sentido, el vínculo podría ser significativo, pero no necesariamente. El factor de mayor importancia es  el intercambio sexual y/o afectivo, a cambio de una remuneración económica o algún favor.

Cada uno de estos tipos de relaciones, podrían en algún momento verse combinados, dependiendo de la forma en que se den las interacciones entre los miembros de la pareja. Por ejemplo, si una chica tiene una relación por dinero, pero al mismo tiempo es la tercera parte de un triángulo emocional, pues hay dos tipos de relación: 1. Con terceros, 2. Por dinero... pero a la vez, esta chica se puede convertir en una muy buena confidente de la persona que le da dinero, entonces entraría en juego una tercera relación, que sería la 3. Ocasional.

Vivir cualquier relación, puede traer secuelas emocionales a una u otra persona. El tema fundamental, para no entrar en conflicto personal y no caer en un estado de ansiedad y/o depresión, es estar muy claro en el tipo de relación que tengo. Delimitar los alcances que existen en el contexto relacional, es básico para tener una salud mental en óptimas condiciones. Si la chica sabe que tiene una relación que es puramente por factores económicos, pero comienza a vivir sus emociones, como si la relación fuera del tipo formal, comenzará a exigir cosas que la otra persona no tendrá la manera de satisfacerlas, y por ahí vendrá el declive del vínculo que une a estas dos personas.

Sea cual sea el tipo de relación que estés viviendo, lo importante es que te preguntes si realmente es lo que te gustaría vivir, y en consecuencia si tus emociones están correlacionadas de manera adecuada con el tipo de relación que tienes, o si por el contrario idealizas tu relación, pensando que es algo que no es.

re.almanzar@gmail.com


jueves, 23 de abril de 2009

Las relaciones de pareja no son instintivas


De manera automática nos vamos sumergiendo en un sin número de entidades a nivel social, que ni siquiera “entendemos” que deben ser así, sino que las vamos ejerciendo por inercia. Una de esas actividades es relacionarnos en pareja. Una cosa es que el ser humano necesite tener a una persona a su lado por asuntos existenciales, y otra que creamos que vivir relacionados con una pareja sea algo que viene en nuestro código genético.

Si nos damos cuenta, vivimos las relaciones de pareja como si nuestra naturaleza nos fuera a brindar las herramientas para poder llevarla de manera adecuada. Como si fuera para te un instinto (impulso natural e innato, común a los individuos de una especie; tendencia natural y no deliberada de la persona a actuar o sentir de una manera determinada) que viene heredado de nuestra especie. Lo que si es parte de nuestros instintos es la búsqueda de una persona de la misma especie para procrear y conservar de manera natural la cadena de la vida, pero permanecer unidos por lazos de índole social que se contextualizan a favor de nuestras emociones, ya eso no es parte de nuestras respuestas innatas.

Alguna vez has tratado de llevar tu relación de pareja 24 horas los 7 días de la semana?? De seguro la respuesta es no (si eres sincer@). Y aclaro que, no me refiero a estar con su pareja todo el tiempo, sino a construir realmente lo que uno quiere, en acuerdo con la otra persona, lo que es un proyecto de pareja. Pues, lamentablemente, esta es una de las bases de tantas separaciones y tantos divorcios, creer que las relaciones de pareja son algo natural, y que deben funcionar porque si, porque es un legado y debe salir bien.

Llegando a este punto, tenemos dos elementos importantes: 1. El instinto de conservación y procreación; 2. El elemento social llamado relación de pareja, que incluye al instinto mencionado, pero que no es el instinto en si. Entendiendo esto, podemos hacer una inferencia y decir que, nos apareamos para perpetuar la especie, pero ese apareamiento tiene un sinnúmero de significados sociales, construidos por el hombre, que muchas veces son parte de una tradición que haciendo un análisis retrospectivo lamentablemente no ha funcionado.

Ahí vienen los conocidos comentarios del tipo “y cuando es que tú te piensas casar”, “tú tienes que tener tus hijos”, “ya deberías ir buscando pareja”, “te vas a quedar jamona”, pero nadie se pone a pensar si realmente tomar una decisión tan sería como formalizar un matrimonio y una familia, debe ser parte de una deseabilidad social marcada por la edad y los factores legados por las tradiciones, o si debe ser algo construido sobre la base de las únicas dos personas que deben ser influyentes en la relación de pareja: los mismos que la componen.

Si las relaciones de pareja fueran instintivas, pues no habría un fracaso observable. No saldrían mal las cosas, porque simplemente nuestros instintos nos emparejaran con la persona ideal de acuerdo a la supervivencia de ese instinto. Por el contrario, las relaciones de pareja son un disparate (de la forma que han funcionado hasta el momento), porque queremos vivir de manera natural, algo que es muy bonito, pero que no es parte de nuestro repertorio innato, sino que es una institución social que acarrea un sinnúmero de elementos de los cuales no nos ha dado el deseo de ser partícipes de manera conciente, y mucho menos hemos hecho el esfuerzo de trabajarlos en equipo de dos. La lógica general del fracaso conyugal es: Instinto no es igual a relación de pareja por lo tanto no debo dejarle mi dinámica conyugal al día a día, sino que debo ponerla en agenda como parte de las cosas que debo fomentar y trabajar constantemente.

miércoles, 15 de abril de 2009

Psicosis funcional


Ahí mismo donde estas sentad@ mira a tu alrededor, sin moverte, sólo utiliza tus ojos y una rotación de tu cabeza. Mira hacia arriba, abajo, y en todas las direcciones que puedas proyectar tus ojos. Qué viste?? Espero que hayas visto justamente lo que se encuentra en el espacio que te encuentras, porque sino probablemente estás delirando. Una psicosis, para que vayamos entendiendo parte del título de este escrito (sólo parte de el), es una alteración de la conciencia, que está acompañada de delirios y/o alucinaciones. Aprovecho la ocasión para educar un poquito a la gente que mal utiliza este termino, ya que he escuchado a much@s decir “tiene una psicosis con el arroz”, “tiene una psicosis con las cucarachas”, para referirse a alguien que tiene un tema con algo en particular. Es un error, porque si entendieron la definición, entonces sabrán, que una persona que tiene una psicosis con el arroz, por ejemplo, lo más probable es que alucine que come arroz, sin que haya arroz en realidad.

Definamos la otra parte del título. Funcional, en este caso, no se refiere a que algo funciona o esta en buen estado, sino, a que hay un proceso que tiene un movimiento particular y que conlleva ciertas características, que no necesariamente son parte de un trastorno psiquiátrico, sino más bien, son parte de la cotidianidad del ser humano.

Probablemente parezca una aberración el hecho de que utilice el concepto de psicosis para lo que voy a explicar más adelante, pero si hacemos un ejercicio de conciencia, nos daremos cuenta de que muchas cosas pasan desapercibidas, precisamente porque no dedicamos un tiempesito a jugar con nuestro razonamiento.

Cuando hablo de psicosis funcional, me refiero al proceso que he observado en la mayoría de las personas, de no ver lo que realmente pasa a su alrededor, y mas directamente en su vida personal. Por ejemplo, una pareja, llena de conflictos, de malos entendidos, de una comunicación pésima, etc. van a terapia, y el terapeuta le da luz sobre los temas que están afectando su relación, pero aun así, ambos siguen obstinados en creer que las cosas van a salir bien, porque ellos tienen la capacidad de resolverlas sin ayuda, es simplemente porque viven en un estado alterado de conciencia, que no raya en lo psiquiátrico, pero no le permite ver la realidad. Otro ejemplo que se repite mucho es, el de la persona que va sola a terapia, porque entiende que necesita ayuda, pero la pareja dice que no va a gastar su dinero en un terapeuta porque los mismos están locos. Sin embargo, no se da cuenta de que su vida no funciona, y viven “alucinando” con que las cosas van a mejorar.

Yo me pregunto, qué diferencia hay entre una persona que tiene una esquizofrenia (psicosis caracterizada por alucinaciones de varios tipos) y una persona que no ve la realidad que está viviendo, y se construye mentalmente una realidad. Para mi, simplemente que la primera no es conciente de su delirio, pero la segunda si. Se igualan en el estado alterado de la conciencia. Un esquizofrénico puede estar escuchando voces que le dicen “mátate, quítate la vida”, y una persona “sana” se habla a si misma diciéndose “las cosas van a cambiar, no es tan grave lo que está sucediendo”, sin embargo lleva años con el mismo problema, y a medida que pasa el tiempo se va agravando la situación, pero simplemente se crea una realidad qué no existe, y la vive como si estuviera ocurriendo. Obviamente, que la culpa siempre la tienen los demás. Porque si son capaces de construir una atmósfera inexistente, también sus males no son responsabilidad de ellos, sino de cualquier persona que le pase a menos de un metro de distancia.

Espero que hayan entendido el asunto, y si no, escríbanme para aclararles. Ten en cuenta que, estamos rodeados en todos lados de sicóticos funcionales, y de seguro, tú y yo en algún momento también hemos estado en esa posición. Lo más adecuado, seria comenzar a dejar de psicotizarnos de manera conciente, y observar lo que literalmente perciben nuestros sentidos. Es la única manera de poder seguir avanzando en el proceso de desarrollo y madurez.

miércoles, 8 de abril de 2009

Manso y humilde de corazón

"Jesus Teaches" ilustraccion de Jerod Waggoner


Jesús los llamó y les dijo: “Como ustedes saben, los gobernantes de las naciones oprimen a los súbditos, y los altos oficiales abusan de su autoridad. Pero entre ustedes no debe ser así. Al contrario, el que quiera hacerse grande entre ustedes deberá ser su servidor, y el que quiera ser el primero deberá ser esclavo de los demás; así como el hijo del hombre no vino para que le sirvan, sino para servir y para dar su vida en rescate por muchos”. (Mateo 20:25-28 BE-NVI, 2002)

Tremenda enseñanza la del maestro en este pasaje de la Biblia. Es un camino muy desconocido el que se nos presenta con estas palabras. Realmente tiene mucho contenido, y un mensaje tan profundo como el más recóndito de los suelos marinos. Ser humilde y manso de corazón no es algo que se entienda de forma fácil, no por lo complejo del proceso, sino por la soberbia y el egocentrismo en el que nos hemos desarrollado como sociedad.

Por el hecho de haber diferencias sociales, nosotros hemos entendido que también debe haber diferencias personales. Grave error, puesto que simplemente se ha organizado la sociedad en base a un sistema que mal o bien nos ha permitido caminar como civilización, pero nos ha hecho mucho daño en el plano existencial, ya que hemos asumido esa organización en el plano de las relaciones humanas, lo cual no debe ser así.

Hemos entendido, que para ser importantes tenemos que tener todo un equipo de personas (lambones en buen dominicano) a nuestro alrededor para que nos sirvan. En la medida en que esto sea así, más soberbios e inhumanos nos ponemos, puesto que el poder, tal como lo conocemos, hace mucho daño en seres tan vulnerables como nosotros. No hemos aprendido, que para ser grandes y merecedores de respeto tenemos que albergar compasión y humildad en nuestros corazones. Que solo seremos recordados como personas grandes, por la grandeza de nuestra humanidad, y no por la altanería de nuestras posiciones.

Servir en un contexto humano, implica ganar favores de manera infinita. Creo que esta es la clave de una gran persona. Entender que cuando nos encontramos en una posición ventajosa, lo que nos hace realmente trascender es el servicio que podamos hacer desde dicha posición, porque así seremos recordados.

En otro plano, igual de importante, está el crecimiento personal. No hay forma de crecer como persona, de cambiar malos hábitos, de caminar en un proceso de conciencia, si nuestro corazón no es manso y dispuesto a asumir los errores y las inadecuaciones de nuestros comportamientos. Sólo el que es capaz de aceptar y aprender de manera humilde, llega a conocer el gran secreto de la sabiduría del maestro.

El reconocimiento no llega porque yo “soy”, sino porque “yo hago”. Moverse en esta dirección conlleva entender que nada nos pertenece, y que simplemente somos administradores de algo que se nos ha dado y que dejaremos el día de nuestra muerte. La arrogancia es producto de un complejo de superioridad, que no es mas que miedo a aceptar la fragilidad del ser, y lo etéreo de esta vida.

Muchos podrán argumentar que Jesús fue simplemente uno más de muchos maestros. Pero su grandeza, trasciende por el simple hecho de que adoptó una posición de servicio, desde su contexto celestial monárquico, y que no hizo un reinado de castillos, sino que ejerció su poder haciendo una labor comunitaria. Adoptando la forma de los necesitados, porque sabía que era la única manera de poder ayudarlos. No cambió al mundo, pero el mensaje es tan grande, que muchos no lo soportan, precisamente porque vistió la grandeza de humildad.

viernes, 3 de abril de 2009

Fijar posiciones (El que); Desarrollarlas (El como)

Me sorprende de manera marcada, como después de una hora de terapia, algunas personas me preguntan: “Entonces doctor, qué es lo que tengo que hacer”. La sorpresa de mi parte viene, porque en todo el proceso voy diciendo cosas para “hacer”, pero he aprendido que no sabemos “fijar posiciones”, por lo que nos cuesta mucho trabajo captar las sugerencias que nos empujan a comenzar a decidir cosas en nuestras vidas.

Fijar una posición es simplemente dejar de caminar en el vacío, para adoptar una postura legible. Es comenzar a asumir o a elaborar de manera puntual el proyecto de vida que queremos para nuestra existencia en este mundo. Esto equivale al “que” (posición=que), precisamente porque nos planteamos y fijamos metas a corto, mediano y largo plazo. Y, por otra parte, damos una cara concreta ante los demás (tanto a las personas de nuestro sistema familiar, como a la pareja con la cual estamos).

Aunque me enfoco más en el aspecto pareja y familia, porque es el área de intervención clínica que más desarrollo, también las posiciones se fijan en cualquier aspecto de nuestra vida. El “que” es igual a “voy a hacer esto o aquello”, y mientras más objetivos, concretos y específicos comiencen a ser los “que” en nuestras vidas, más fácil será desarrollarlos.

La segunda parte sería, comenzar a darle forma a los “que” o posiciones que fijamos. Esta fase es el “como”. Luego de tener nuestros objetivos de manera concreta, o las decisiones firmes de movernos hacia una dirección en particular, entonces hay que elaborar estrategias que hagan viable nuestras posiciones. Por ejemplo, “Desde hoy comenzaré a poner límites claros entre mi mamá y Yo” (este sería el que); “y para poner límites claros, comenzaré por hablar abiertamente con ella de los temas que he ido tratando en terapia relacionados con el sistema familiar, y por los cuales entiendo que debo poner límites claros” (este sería el como). Una posición puede tener varios aspectos a desarrollar, siempre y cuando cada aspecto le de salida de manera adecuada a un objetivo concreto.

Un elemento muy importante, para que podamos ver los frutos de las posiciones que fijamos y de cómo las desarrollaremos, es hacer un compromiso personal con dichas posiciones. Hay muchas personas que no avanzan en sus procesos de crecimiento, precisamente porque no se comprometen con las decisiones que toman, y van cayendo en una “haraganería existencial” que los lleva de nuevo a encontrarse con la estación de donde partieron. Es como si caminaran dando vuelta a la manzana, pretendiendo llegar fuera de ella (favor leer o ver Alicia en el país de las maravillas). Decayendo en las lamentaciones del tipo “yo no puedo”, “esto es muy difícil”, “ya no se qué hacer”, etc. Llanamente, porque no se comprometieron con sus posiciones, y porque siempre viven traicionándose a si mismos como personas, boicoteando todo proceso de crecimiento personal y diferenciación de su sistema familiar.

Asististe tu a un proceso terapéutico o eras parte de algún grupo donde se estimulaba el crecimiento personal y saliste huyendo? Entonces, no te comprometiste con tu crecimiento. Te sientes frisad@ y sientes que no avanzas? Es un buen momento para escuchar más las sugerencias de tu terapeuta o de tu líder, si es el caso, y si no estás yendo a terapia, ni eres parte de un grupo de crecimiento, al menos comienza a reflexionar sobre las posiciones que nunca te has atrevido a adoptar, y ensáyalas. Toma en cuenta el proceso de avance: 1. Fijar la posición; 2. Desarrollarla; 3. Comprometerte personalmente con tus posiciones y el desarrollo de las mismas. Siempre se puede, pero en buen dominicano “no nos da la gana de querer que se pueda”.