lunes, 21 de diciembre de 2009

¿Estás viviendo o existiendo?


fuente de la imagen: http://www.ecologistasenaccion.org


Dijo René Descartes: “Primero pienso, luego existo”. Yo creo que esto responde a una filosofía de vida que versaba la época en la que Descartes la expresó. A mi modo de ver las cosas, todas las personas existen aunque no piensen. Sólo hay que nacer para existir, y listo. El nacimiento te da un pase a transitar por este mundo, que para muchos puede ser cruel, y para otros bien gratificante.

Entonces, es lo mismo vivir que existir. La respuesta es NO. Todos existimos, pero no todos estamos viviendo nuestra existencia. La mayoría de las personas simplemente van por la vida moviéndose por inercia. Van donde las normas creadas por las demás personas le dictan que vayan. Es bueno señalar que, de vez en cuando no es malo dejarse llevar por el flujo de las cosas, porque armonizar de manera adecuada con los ritmos de la naturaleza, nos puede poner en una posición favorable.

Por otro lado, decía Fritz Perls: “Para ganar cordura hay que perder la cabeza”. Me gusta mucho esta frase, porque tiene en su contenido una sabiduría inmensa. Si la sociedad supone que la cabeza es el centro de toda compostura, como es que ganaremos cordura perdiéndola. Precisamente, porque en esta cabeza es que están alojados todos los esquemas de pensamiento que nos hacen la vida miserable, que no nos dejan vivir, que nos van guiando por el movimiento mecánico de un programa que se instaló mucho antes de nosotros nacer, y que día a día se vive ejecutando, sin dejarnos ser personas.

La compostura, “las buenas costumbres”, matan la creatividad del ser humano. Con esto no quiero decir que nos convirtamos en personas desordenadas, pero lamentablemente vivimos encerrados en cápsulas impermeables que no nos dejan movernos libremente, y mientras tanto nos vamos consumiendo en una existencia tan agonizante, que no nos damos cuenta que en cualquier momento llega lo más seguro de la vida si que ni siquiera respiráramos de manera consciente: la muerte.

Vivir es disfrutar de manera conciente de todas las cosas que me rodean. Respirar sintiendo el aire entrando por nuestra nariz y llenando nuestros pulmones. Detenernos a observar de manera extasiada el hermoso matiz del gris en un día lluvioso. Sentir el agua tocando nuestra piel mientras nos damos un baño. Escuchar de manera atenta a una persona cuando nos está diciendo algo, y sumergirnos en la imaginación que le da vida a las palabras de esa persona. Escuchar el silencio de la noche, y oler la belleza de un precioso amanecer. En fin, vivir es darte cuenta de que tienes 24 horas al día para tocar lo que Dios te ha regalado para ti.

Entonces, asumamos una nueva filosofía de vida que diga: “Primero vivo, luego existo”. Soy quien soy, y no pretenderé ser otra persona. Asumiré las cosas positivas que tengan “las buenas costumbres”, pero también tendré la capacidad de escribir una poesía nueva con mi vida, donde cada verso esté por escribirse en el respirar de cada amanecer.

Espero que el próximo año, que está a la vuelta de la esquina, nos traiga consigo buenas razones para perder la cabeza y comenzar a ganar cordura…


jueves, 29 de octubre de 2009

Conversación con Alicia


Hola Alicia, cómo estás?? Hola, muy bien, y tú quien eres? Cómo es que me conoces? Pues mi nombre es Ramón, y como no voy a conocerte, si eres un personaje famoso. Eres Alicia, la famosa niña del cuento del país de las maravillas. Cuento?? Cuál cuento?? Pues el cuento que todos conocemos, y al cual tu perteneces. Bueno, Ramón me dijiste que te llamas?? Si, Ramón. Mira Ramón, yo no pertenezco a ningún cuento, y soy dominicana, lo único en lo que no te equivocaste es que sí vivo en el país de las maravillas, el que parece que no se ha dado cuenta eres tú…

Este es el preámbulo de una conversación que tuve con Alicia, si, la misma del cuento, que luego me aclaró que no es cuento, y más aún, somos del mismo país. Oh Dios, pero y que es esto… al principio estuve muy confundido, pero luego terminé entendiendo todo el rollo.

…y, cómo es entonces que se escribió un cuento acerca de ti en un país de maravillas, si tú me estás diciendo que eres dominicana. Bueno, lo que pasa es que en algún momento hablé con alguien sobre la realidad de nuestro país, y esa persona tomó la idea y realizó ese maravilloso cuento del que hablas, y del que yo también conozco y me río mucho cuando lo leo. Ese escritor tuvo la genialidad, de traducir toda nuestra cotidianidad en una trama que sólo yo sabía a lo que se refería, pero que hoy tú también te estás enterando al hablar conmigo. Entonces, por favor, dime que fue todo lo que hablaste con ese escritor. Básicamente lo que le comenté, es lo mismo que sabemos todos los que habitamos aquí. Toma nota:

Le dije que, aquí los semáforos son adornos de navidad que los utilizamos todo el año para adornar las calles con luces parpadeantes amarillas, rojas y verdes, y que algunas personas piensan que son para controlar el tránsito. Que en las calles, a veces, hay unas líneas blancas y amarillas, que le dan una rica vistosidad para que uno se entretenga mientras está manejando, pero que algunos ingenuos piensan que es para señalizar la manera en que se debe transitar. Que algunas personas que no están bien de la cabeza, a veces pisan las rayas que según ellos son para peatones, pero que es parte de la belleza artística y decorativa de las avenidas más importantes. También le comenté, que gracias a unas regulaciones bien elaboradas, los taxistas y deliveris de los colmados, tienen una licencia única para llegar a su destino a como de lugar, y que todos debemos entender eso, pero hay algunas personas que son rígidas y se incomodan por estas cosas. Por otro lado, le comenté que aquí decir no es decir si, y decir si es decir no, pero que todos entendemos cuando es no y cuando es si, y siempre con derecho a reclamación, ¿no es esto maravilloso?, definitivamente que sí. Y que si lo haces bien, estarás muy mal, y si lo haces mal, tendrás todo el derecho de decirle al que lo hace bien que está muy mal. Que de vez en cuando, asfaltamos bien los hoyos de las calles, pero que en la mayoría de los casos los dejamos abiertos, porque así le hacemos la vida más divertida a los que conducen, ya que sería muy aburrido transitar de una manera estable hasta donde vayas. Y le explicaba de los límites que no existen en nuestro país, que todo es posible, y que a nadie le importa, waoooo, que chulería, pero que algunas personas que por todo pelean se encuentran eso mal, y que yo creo que se van a morir de un infarto. Que el reloj nuestro sólo tiene tres horas, “mañana, tarde, y noche”… a esto el escritor lució asombrado y me pidió que le explicara, y le dije que cuando vamos a hacer una cita con alguien nos preguntan “a qué hora nos juntamos” y nosotros de manera simple podemos responder “en la tarde”.

Si has leído bien el cuento, hay un evento que encanta y fascina, que es la celebración del “No cumpleaños”. Para que el escritor entendiera esta parte, le di un paseo por todos los colmadones y bares que de lunes a lunes están celebrando lo que sea que haya que celebrar. Algo muy importante, y que no se podía quedar es el tema de que aquí todo es posible, y que sólo hay que buscar la manera. Ah, y que aquí fue que nació Dios, pero él nunca lo supo. Que no hay que estudiar para ser millonario, y que para coger mucha lucha y no conseguir nada en la vida uno tenía que matarse estudiando, y hacer varias maestrías. Y algo muy, pero muy importante es, que cualquiera puede dirigir el destino del país, y eso a nadie le importa… y todos somos felices y simplemente vivimos celebrando el “No cumpleaños”. Que nuestras energías la conseguimos con el alcohol, la nicotina, y otras sustancias altamente nutritivas, y que el tema de salud lo resolvemos fácil, porque todos sabemos indicarle una receta a cualquier persona que nos diga que tiene un problema de salud.

Y ya Ramón, no recuerdo muchas otras cosas que sé le dije al escritor, pero más o menos sabes de donde fue que él se nutrió para escribir el cuento. A propósito, leí tu publicación anterior “las proyecciones de nuestra mente”, y observé algo ahí que me hace pensar que tu también hablaste con el escritor, y que tú si sabías que yo era dominicana. Eso también lo comenté con él, ahora que lo recuerdo. Le dije que en nuestro país puedes hacer lo que quieras, y no habrá problemas, ya que tenemos una frase que es inmortal, y que ha sobrepasado las honorables notas de nuestro himno nacional, y es que “YO NO FUI”. Son palabras mágicas que frizan, como la chicharra paralizadora del Chapulín Colorado, a cualquiera que nos acuse sin sentido.

Definitivamente, Alicia, que eres dominicana. Pues ya lo sabes Ramoncito, así que, cuando vuelvas a leer Alicia en el país de las maravillas, ya sabes que realmente es “Alicia en República Dominicana”.

re.almanzar@gmail.com

martes, 20 de octubre de 2009

Las proyecciones de nuestra mente

Hablando con una persona de nacionalidad cubana, pude reafirmar algo que dijo Freud: “Los síntomas son culturales”. El me decía que “si algo me molesta de los dominicanos, es que no aceptan sus errores, y siempre se defienden cuando les cuestionan sobre algo”. Lamentablemente esto es cierto, y digo lamentable porque soy dominicano y estoy conciente de que somos así.

Creo que hemos hecho mucho uso y abuso de un mecanismo de defensa llamado “proyección”. Esto sucede de manera inconsciente, pero tengo la ligera sospecha que de tanto hacerlo ya se ha convertido en un esquema de funcionamiento mental de nuestra cultura (sujeto a comprobación). Proyectar en los demás las cosas que son de nosotros de manera particular, nos pone en un plano de irresponsabilidad y deshonestidad, por simplemente no aceptar las cosas que hacemos.

Hacer una proyección es decir que otra persona es lo que yo no acepto que soy. Como es un mecanismo de defensa, lo hacemos de manera inconsciente, y nuestra mente utiliza este recurso porque algunos temas nos generan tanta ansiedad que para poder protegerse simplemente se lo proyectamos a los demás, y listo, no hay nada de lo que me tenga que hacer responsable. Es como limpiarse las manos, para dejar la responsabilidad en manos de quien quiera que sea un buen candidato para depositarle nuestra basura mental.

Este proceso va de la mano con la doble moral y los valores tan distorsionados que se viven en la actualidad. Todos quieren dar una buena imagen, y se piensa que dar una buena imagen es nunca cometer errores. No se nos permite cometer errores, y se nos pone en una situación donde los errores tenemos que cometerlos de manera escondida, pero de manera pública nos tenemos que defender absolutamente de todo cuanto nos pueda traer alguna mala imagen. Lo gracioso de esto es que, hasta con lo más mínimo decimos “no fui yo” “lo hice porque” “si yo hago eso es porque tu haces aquello” etc, etc, etc.

Jamás, nunca, debes dar la cara por hacer algo. Decir “Yo lo hice, porque pensé que era lo correcto” no se nos permite. Hemos aprendido a elaborar situaciones ficticias que demuestren nuestra inocencia, aunque no se nos esté culpando de nada, porque siempre creemos que nos están señalando. Y yo me pregunto, ¿Será que nos sentimos tan aludidos por todo lo que se dice? ¿Es que realmente somos algo que no nos queremos creer que somos? ¿Es que nuestra historia nos ha puesto tan a la defensiva? ¿Es que nos creemos tan poca cosa que necesitamos estar demostrando siempre que no hemos hecho nada de lo que se nos pueda responsabilizar? ¿O es que simplemente no hemos aprendido a dar la cara porque la justicia brilla por su ausencia?

Gracias Sr. Freud, por explicar hace muchos años, lo que hoy en día, lamentablemente, nos caracteriza como representantes de una cultura. Y que se entienda, que cuando hablo de lo que “nos caracteriza” hablo de la mayoría, pero no de todas las personas. Vivimos en la cultura del “yo no fui”, y si no es así, hagan un poquito de memoria.

re.almanzar@gmail.com


miércoles, 7 de octubre de 2009

Contradicciones y discriminaciones de la mente mediocre


Es muy fuerte y lamentable tener que vivir como si nada estuviera pasando, sabiendo que pasan muchas cosas. Cuanta hipocresía, cuanta falsedad, cuanta gente que vende una sonrisa escondiendo una mueca de desagrado. Todo esto es parte de la mediocridad que circula en las venas de muchas personas.

Que duro es tener que lidiar con personas que hoy dicen una cosa, y luego dicen otra totalmente contraria. Es porque la verdad sólo le sirve a la gente para cuando la necesitan, pero mientras no es necesario dar la cara y ser sinceros. Hasta donde llega la capacidad de no tener una posición fija.

Creo que las mentes mediocres se alimentan de los complejos y la envidia de las personas. De no saber darle méritos a lo que realmente lo tiene. De no aceptar lo bien que lo pueden hacer otras personas. Y esto complementado con una alta dosis de baja autoestima, que muchas veces es mal interpretada como alta autoestima, porque según creemos tener autoestima alta es hablar mucho de lo que uno hace y sentirse orgulloso por eso, pero al contrario, muchas veces hablar demás de nuestras propias cosas cuando hay otras personas presentes, es un indicador de que necesito que me digan que lo hago bien, porque simplemente no me lo creo.

El tumbapolvismo y el lambonismo, cualidades endémicas de nuestra sociedad, son las dos columnas que sostienen una mente mediocre. Creer que se es mejor persona porque se habla con “fulano” o “fulana”. Creer que alguien es inteligente o vale la pena simplemente porque tiene un traje, una corbata y unos zapatos bien lustrados. O porque tiene una linda familia, o un carro de marca prestigiosa con precio en dólares, porque en pesos se oye demasiado inflado. Cuanta gente hipócrita que se la dan en sencillas, simplemente para que digan que es “humilde”, pero que inmediatamente se da la vuelta acaban de manera inmisericorde con la imagen de cualquiera.

El remedio para todo eso, y más aún, la pócima preventiva para cuidarse de estas personas es simplemente no hacerles caso. Dejar que se auto eliminen por sí mismas, porque por suerte el tiempo no es lambón, el tiempo no tumba polvo, el tiempo es quien da méritos a la calidad. Mantén un bajo perfil, y deja que los mediocres tropiecen con sus propios pies, porque así será. Deja que se alimenten de sus propias palabras, porque ya lamentablemente, no se han dado cuenta que las personas están cada vez mas hartas de sus estupideces, y no se comen el cuento de cualquier que hable bonito y viva citando autores de libros que se ha leído. A quien le importa que usted memorice nombres de autores, o si se sabe la historia de Grecia y de Roma completa. Y??? esto que resuelve?? Donde está lo pragmático de su vida Sr. Y Sra. Mediocre… si leyera mejor, fuera mejor persona, pero simplemente se limita a memorizar textos para dársela de que sabe dentro de un grupo de personas que no cuestionan su egocentrismo.

Paz y amor… y quiero terminar con una de las ideas de Salvador Minuchim: “Después de leer un buen libro, quémelo, y olvídese de lo que leyó”. Yo le añado: “Y simplemente sea usted mismo, integrando lo aprendido a su estilo de vida”.

re.almanzar@gmail.com


martes, 29 de septiembre de 2009

De cuando en vez hay que desconectarse


Como muchos procesos de la educación académica, en mi infancia había algo que nunca entendía. Era esta famosa “composición” que nos ponían a hacer cada vez que llegábamos de las vacaciones. Era un cuento repetido “hagan una composición de sus vacaciones”. Era como decimos “un disco rayado”. Sinceramente, y espero que ninguna de mis queridas profesoras estén leyendo esto, nunca fui sincero con esas composiciones. A parte de que lo veía estúpido, no entendía el por qué de las mismas.

En este pasado “fin de semana largo” tuve la oportunidad de irme de jueves a domingo al interior del país. Dejé la ciudad, y junto con ella mi laptop, mi correo electrónico, mi trabajo, mi facebook, mi Hi5, mi messenger, el templo llamado iglesia donde busco a Dios, mi casa de la ciudad junto con su aderezo de vecinos, mi trabajo, etc. Fue como entrar en otra dimensión que desconozco. Llegué a la conclusión de que nos hemos creado una realidad a la cual le hemos dado una importancia tan grande, que creemos que la vida es eso y nada más.

Hoy me gustaría que una de mis profesoras me pidiera escribir una composición de mi “fin de semana largo”. Escribiría lo siguiente: La pasé de maravilla, entré en una dimensión desconocida donde lo único que cuenta es lo bien que me sentí como ser humano, el reposo de mi cuerpo y de mi alma. Dejé a un lado las mortificaciones del mundo paralelo llamado Internet, y me conecté con la naturaleza. Comí mucho, dormí mucho, conversé mucho, me conecté con la realidad y me desconecté de lo ficticio. Querida profesora, que bien me sentí dejando todo a un lado por varios días. Me fui manejando desde la ciudad a la frontera, y regresé el domingo manejando desde la frontera a la ciudad, y para nada me sentí cansado. Con esto comprobé que lo que cansa es estar haciendo cosas para satisfacer expectativas sociales, pero que cuando uno satisface expectativas personales, por más ardua que sea la actividad, uno no se cansa, al contrario, eso reconforta. Hoy sé el valor de las composiciones gracias a mi desconexión por varios días. Excúseme profe, pero es que de niño, simplemente nos enseñan a hacer cosas sin sentido, somos como marionetas que nos mueven de aquí para allá y de allá para acá, sin mostrarnos el valor pleno de las cosas. Hoy la comprendo, y por eso le extiendo mis más sinceras excusas.

Viva la desconexión, viva el toque pleno de lo que realmente significa ser humano, estar en consonancia con la naturaleza, y no con lo ficticio. Ya estoy totalmente de acuerdo, que cada vez que puedo, “soltaré en banda” al facebook, al correo electrónico, al celular, etc., etc., etc., que son cosas que definitivamente disfruto, pero que al mismo tiempo nos ponen una soga que no nos deja entender que eso es simplemente una dimensión que cobra valor en si misma, y no porque realmente tenga un valor palpable. Hay que entenderlas desde un punto de vista funcional y práctico, pero jamás, jamás, darle el valor que le hemos dado como parte “vital” de nuestra existencia. Viva el olor fresco del campo sin computadoras, viva la brisa fresca de una noche de verano, viva el olor a hierba, viva el vivir por vivir, porque simplemente estamos vivos. Que viva todo lo que sea natural, gracias Dios por tus bendiciones… ojalá nos recordáramos más de ellas, en vez de vivir sumergidos y ahogados en las bendiciones creadas por los hombres.

re.almanzar@gmail.com


viernes, 18 de septiembre de 2009

Los baches conyugales y los rellenos improvisados


Vivir en un país donde las calles están llenas de baches, y tener que transitarlas día tras día, es una tortura en todo el sentido de la palabra. Es muy duro llegar a la oficina después de recibir la tortura de cada día, y sentir que ya hemos trabajado toda una faena, cuando realmente es que comienza nuestra labor. Hice este doloroso preámbulo de la vida real para pasar a una de las tantas analogías que nos da la vida para ejemplificar otras tantas cosas.

Las personas generalmente se vinculan de una manera arbitraria cuando tienen una relación conyugal. Criterios personales imperan los discursos de las parejas, donde cada quien filosofa, tanto con sus palabras como con sus gestos, las magnificencias de los dictámenes comportamentales. “En mi casa yo aprendí” “yo veía que mi papá” “mi mamá tal cosa” “en casa de mis abuelos”… es como una historia que se escribió hace miles de años, y ni siquiera nos enteramos, simplemente llevamos el guión al pié de la letra, sin percatarnos de todos los baches que vamos dejando en el amino, los cuales se convierten en una tortura de la cotidianidad conyugal.

Es tener que despertarse todas las mañanas vivenciando los hoyos creados por la mal llevada relación de pareja. Y se van sumando más y más baches, convirtiendo la relación en una avenida intransitable, pero abierta para transitar. De esta forma conducimos nuestro vínculo, deteriorándonos como personas por un lado, y no sopesando en el daño que esto causa a la relación por otro lado. Porque, definitivamente, llegará un momento donde realmente no habrá forma de pasar por esa vía.

Al parecer, la maravillosa evolución no nos ha desamparado, y hemos inventado formas de “sobrevivir” dentro de estas deterioradas avenidas relacionales. Hemos creado “rellenos” muy parecidos a los que ahora están haciendo en las calles de nuestro país, que simplemente rellenan con contenido de asfalto, creando una solución al problema, pero desarrollando una nueva dificultad muy parecida a la del bache, lo único que en un sentido contrario. Estos rellenos, que no se hacen de manera adecuada, crean un desnivel abultado, lo que deteriora de igual manera los vehículos. Algo totalmente improvisado, que cambia la visión y la forma, pero el fondo sigue igual de dañino.

De igual modo, las parejas van rellenando sus baches conflictivos, y no trabajan el fondo de sus problemas. No se planifican de una manera proyectiva, para hacer las cosas de una adecuadamente, sino que buscan salidas fáciles y etéreas a situaciones que vienen formándose, incluso, desde antes que estas dos personas se conocieran.

Deterioro, impotencia, tortura, dolor de cabeza, estrés. Estos son los remanentes que dejan tener que vivir en un país que no toma en cuenta la salud emocional y mental de personas que día a día salen a trabajar para mantener a ese mismo país en pié. Así mismo, terminan los miembros de una pareja, deteriorados, impotentes, torturados, estresados, y con muchos dolores de cabeza, cuando no se tratan los problemas a fondo, sino que se siguen buscando salidas simples y evasivas, haciéndole un daño profundo a una relación, que supuestamente se formó para construir dicha, sosiego y felicidad…

La única diferencia entre las calles de nuestro país y una relación de pareja es, que el arreglo de las vías citadinas no está del todo en nuestras manos, pero el remozamiento de nuestra relación de pareja siempre será nuestra responsabilidad. O sea que, la improvisación nos pone en una posición de irresponsables, y no darnos cuenta de que simplemente seguimos torturándonos con los rellenos conyugales, nos pone en un plano de personas con una conciencia que no va más allá del guión disfuncional que ya nos escribieron, y que simplemente nos hemos limitado a vivir.

re.almanzar@gmail.com


miércoles, 9 de septiembre de 2009

Imposición Vs. Proposición


El egoísmo de la naturaleza humana nos hace visualizar las cosas desde una perspectiva muy personal. Es como si todos nosotros, en cada uno, viviera una historia personal donde el protagonista obviamente es un@. Imagínense una realidad única vivida desde la singular percepción de millones y millones de personas. En ese plano, la realidad única, se convierte en múltiples realidades, que se viven como si así fuera, siendo en esencia única como es.

Precisamente desde ese punto de vista sin conjugar que conforma nuestra personalidad, es que se comienza a formar todo un imperio mental, donde las demás personas, perceptualmente y egoístamente están por debajo de nosotros. De esta manera se va forjando un estilo de comunicación que tiene los modismos imperativos como parte de su repertorio habitual. Cuando entablamos un diálogo, sin darnos cuenta utilizamos muchísimas oraciones que denotan o connotan, cualquiera que sea el caso, la manera en que queremos imponer nuestros criterios ante los de los demás. Y, por consiguiente, entendiendo que no hablamos con marcianos, sino con personas igual que nosotros, los demás queriendo imponer sus criterios por encima de los nuestros.

Pareciera una batalla campal lo que sucede cuando hablamos con otra persona, o en un grupo de personas. Aunque no denotemos disgusto en ocasiones, pero nuestras mentes se agitan de una manera muy nublada, producto de esa pugna mental que sostenemos con los demás en una pelea de criterios encubiertos, y revancha tras revancha, siempre nos lanzamos un “buen diálogo aparente”, pero siempre es en busca de llevar la supremacía de tener la razón y ser el que más sabe de todo. Olvidando lo que dijo Einstein: “Todos somos ignorantes, lo que pasa es que no todos ignoramos las mismas cosas”.

Por otro lado, hay una versión mucho más amigable de vivir las conversaciones. Es la manera consultiva y propositiva. Cuesta mucho, porque el trasfondo del que venimos, como ya he mencionado, es muy singular y particular, muy egocentrista. Despojarnos de ese egocentrismo, es bien difícil. Pero siempre hay una salida, y es el de querer ser diferentes. Acuñar frases y diálogos propositivos dentro de nuestra comunicación nos eleva a un plano mucho más sabio, de madurez emocional. Comenzamos un transitar más comprensivo, en el cual mostramos una manera diferente de ver las cosas, conjugando los intereses de los demás con los nuestros.

Es fácil de practicar, sólo tienes que armar una conversación donde, en vez de querer llevar la delantera, simplemente toma a la otra persona en cuenta. Es probable que desde el primer o segundo intento no te salga como lo esperas, pero no te desanimes, sigue intentándolo y verás. Por ejemplo, si estás con tu pareja, y van a hacer algo de manera independiente, tienen que tomar en cuenta que cada cual tiene intereses particulares, pero que en algún momento pueden estar cruzados por una mala comunicación. Quizás, tú tienes deseo de comerte un helado, y en vez de comerte tu helado de manera personal, pues le dices a tu pareja que te lo compre (modelo impositivo), lo que puede generar una discusión, porque tu deseo no tiene nada que ver con la otra persona. Por el contrario, si simplemente haces tu comentario a la otra persona, a modo de información, y al mismo tiempo le preguntas que si le apetece algo (modo consultivo) o que te gustaría llevarle algo y si lo desea (modo propositivo), pues el diálogo se torna abierto, y tu pareja se sentirá parte importante del mismo. También hay que señalar, que sin importar la respuesta que recibamos de la otra persona, pues tenemos que sentirnos bien, porque lo que inicio el diálogo fue “el deseo de YO comerme un helado”, y me lo estoy comiendo, jajajajaa.

Pues, adelante con las consultas y las propuestas, y dejemos de creer que somos emperadores en nuestras relaciones humanas, que eso no es así.

re.almanzar@gmail.com


miércoles, 26 de agosto de 2009

El triángulo de la vida y el punto de la muerte


Algunos tal vez hicieron una asociación libre con el famoso triángulo de las Bermudas, pero no, no voy a hablar de nada que tenga que ver con eso, aunque en algún momento del camino podamos hacer alguna analogía, quien sabe. Pues si, para que haya un triángulo se necesitan tres puntos, y cuales son entonces esos puntos que hacen alusión a la vida, pues: un hombre, una mujer, y la vida que comienza (un cigoto). Un cigoto, es el huevo que se forma cuando se unen el óvulo y el espermatozoide. Sé que con un tono medio burlón algunos estarán diciendo “pero y cuando es una fecundación asistida, no hay triángulo”, pues fíjese que si, porque está el punto donador, el punto alojador, y el punto naciente. En conclusión, la vida es un triángulo.

Estará esto asociado al funcionamiento patológico que se da en los sistemas familiares, conocido como “proceso de triangulación”? Lo más probable es que así sea. Es como si se configurara una zona de convivencia desde que se unen esas células para formar una vida, que a lo largo del tiempo se convierten en un subsistema patológico y muy particular llamado triángulo en la familia de origen. Lo interesante de todo esto es que, todas nuestras relaciones son triangulares. Sino, piensa cuantas veces has sido capaz de tener un diálogo con alguien, donde no exista la necesidad de traer a alguien a colación. O, cuantas veces, tu madre o tu padre, no han sabido resolver sus problemas conyugales, y te ha pedido opinión cada uno por su lado, o han comenzado a criticar al otro de manera abierta contigo. O tú, precisamente tú, cuantas veces has acabado con alguien, diciéndole a alguna persona barbaridades de otr@, simplemente porque no has tenido la manera de resolver las cosas de manera personal. Pues, creo que precisamente es por eso, la vida no es lineal, sino triangular.

Obviamente, que la meta sería vivir triángulos sanos, y aprender a resolver cosas de manera lineal, entre dos puntos, sin necesidad de involucrar a otras personas. Es un reto llegar a hacer esto. Hay un ejercicio interesante que puedes hacer, y que ya mencioné algo del mismo hace un momentito. Pon a correr un cronómetro, y entabla una conversación con alguien, la persona que elijas, y observa cuanto tiempo eres capaz de mantener una conversación solamente con temas tuyos y de la otra persona, sin la necesidad de hablar de alguien más que no sean ustedes dos.

Por otro lado, está el punto de la muerte. Y no precisamente porque cuando uno muere “se acabó todo, y punto”, jajajjajaja (me dio risa). Es simplemente porque cuando uno muere no se muere con las personas que nos dieron la vida (salvo raras excepciones). Uno se muere “solo”. La muerte es muy personal, muy particular, muy singular. Y es una ironía, que nos pasemos la vida caminando con muletas en cada mano, para luego morir sin ellas.

De un triángulo nace la vida… de un punto nace la muerte. Entonces, no sería más interesante que podamos crecer de manera paralela a esos triángulos, que podamos desbaratar los triángulos, y aprender a vivir como vamos a morir, sin necesidad de que estén presente otras personas. No es que seamos antisociales, sino que, podamos caminar y desarrollarnos de manera sana, sin tener que cargar a cuesta con la presencia de dos puntos cualesquiera, en todas las situaciones de nuestra vida. Eres un punto que ha aprendido a caminar en triángulo, pero cuando lo decidas, podrás ser tú, únic@ y muy particular. No permitas que te triangulicen, ni te permitas a ti mism@ seguir en los triángulos, porque sino, terminarás absorbido y desaparecido como persona, igual que como se han perdido misteriosamente aviones y barcos en el triángulo de las Bermudas.

re.almanzar@gmail.com


lunes, 17 de agosto de 2009

El sexo nunca me ha llamado la atención


A lo largo de la vida las personas reciben mensajes de su familia y la sociedad, sobre sexo, deseo, e intimidad. A veces, cuando se vive un contexto estresante en la vida se hace un retroceso para ajustarse a lo que mejor se conoce, que hizo o dijo mamá acerca de una situación determinada en el pasado. Conociendo que mensajes se recibieron sobre la sexualidad de los padres y de las pasadas experiencias, podría ayudar a entender la situación que se vive en la actualidad.

Explorar los componentes educacionales de la familia de origen en mujeres con bajo deseo sexual, puede abrir una amplia gama de conocimientos sobre la configuración esquemática que rige la sexualidad de dichas mujeres. En este sentido, es importante conocer cuales son los patrones vivenciales que se aprenden a nivel de la relación papa-mamá, para saber cuales son los códigos que hacen que las mujeres no tengan un deseo sexual adecuado para visualizar la sexualidad desde un punto de vista más proactivo.

En las consultas de psicoterapia se observan muchas pacientes que pasan por este estado de bajo deseo. Algunas tuvieron un deseo sexual adecuado por un tiempo, y luego decreció por alguna situación que en algunos casos podría ser causada por un componente fisiológico-hormonal, y en muchos otros casos por asuntos de la relación de pareja o alguna situación que se esté dando en la vida de estas mujeres.

Cuando el problema de deseo sexual es de toda la vida, pues las expectativas de trabajo terapéutico deben ir mucho más allá de lo que son las situaciones de la vida de pareja. Cuando una mujer tiene una condición como esta, si se le pregunta sobre su vida sexual en general, pues el discurso es bien claro y coherente: “nunca he sentido interés por el sexo”. Y, se podría en algún momento presuponer que tal vez existe una patología de base, como algún trastorno del estado del ánimo, básicamente una depresión, pero cuando se le evalúa al respecto no existe dicha condición.

A nivel social y familiar, se ha tratado el tema de la sexualidad de una manera muy mítica. Cuando nos enfocamos en esta educación hogareña, específicamente con las mujeres, observamos que es mucho más marcada que en los varones, mostrándose mucho más misterio entorno a lo que son los temas sexuales y la sexualidad de la mujer. Se le educa en varios aspectos que van más allá de lo que son sus genitales, y se le instruye (de manera implícita en la mayoría de los casos) para la vida de pareja, su rol cómo mujer (género) tanto a nivel social, como a nivel conyugal. En este contexto, las mujeres van aprendiendo un sinnúmero de patrones de comportamiento, actitudes y formas de funcionamiento hacia lo que es la vivencia de su sexualidad y la manera en la que tiene que comportase con su pareja.

La sexología clínica ha hecho distinción sobre las entidades patológicas que afectan la fase del deseo en la respuesta sexual. Se ha descrito un deseo sexual Inhibido y un deseo sexual Hipoactivo. El primero hace alusión a personas que no tienen ninguna patología que este afectando de manera directa su deseo, y el segundo se refiere a que alguna condición clínica que ejerce influencia directa sobre esta fase está mermando la capacidad de de responder adecuadamente. Sin embargo, hay mujeres que no cumplen con el criterio para ser diagnosticadas con estas nominaciones, porque cuando inician una relación sexual, la respuesta funciona adecuadamente, pero no es algo que ellas van a tomar la iniciativa de realizar, precisamente porque tienen una “apatía” hacia los temas y/o contextos sexuales.

Conocer las intríngulis del bajo deseo sexual en mujeres que quieren disfrutar de una vida sexual adecuada, es de vital importancia para poder dar una salida terapéutica que vaya más allá de las técnicas ya conocidas en la terapia sexual. Con un conocimiento adecuado del contexto en que ellas aprendieron a mermar sus apetencias sexuales, para dar paso y prioridad a los códigos de su sistema familiar, podría comenzar a trabajar en ellas de manera positiva, dándoles la oportunidad de revalorar su sexualidad y de reaprender de manera objetiva su vivencia sexual, tanto a nivel personal, como a nivel de la relación de pareja. Dándole al mismo tiempo, la oportunidad de romper con el reciclaje de patrones, y que le pueda brindar un contexto más abierto para la educación sexual en la familia a futuras generaciones.

Es un tema que hay que explorar a profundidad, porque no es el típico caso de la mujer que tenía un buen deseo sexual, y después de un tiempo lo perdió. Estamos hablando de mujeres que jamás han tenido una percepción de necesidad relacionada con el sexo y su deseo sexual. En tal sentido, es de vital importancia para el conocimiento de los mecanismos que actúan sobre esta disfunción sexual de toda la vida, conocer las particularidades de cada caso. Si tienes una situación parecida a esta, ponte en contacto conmigo a través de mi e-mail, y de esta manera aportarás al enriquecimiento de la investigación sobre bajo deseo sexual en mujeres.

re.almanzar@gmail.com


viernes, 7 de agosto de 2009

Las múltiples infidelidades


Hola Doctor, hola… tu eres Lucas Mashmelo, y tu, … Martha Chuflai… son casados?? Bueno, si, todavía… tienen hijos??, si, tenemos tres, dos varones y una hembra?? Cuál es el orden de nacimiento?? La hembra es la mayor y tiene 16, y luego dos varones, uno de 11 y el más pequeño tiene 4. Y qué tiempo tienen casados? Ummm, 17 anos. Pero, para ser sincera doctor, no se si dure mucho esa situación, porque… dile, que para eso fue que quisiste venir… es que él me fue infiel.

No es una novela de José Saramago (perdonándome el ilustre escritor por mi comparación tan herética), es simplemente una recreación del inicio de una de tantas sesiones de inicio con cualquier pareja (los personajes son ficticios, y las conversaciones pueden variar en la realidad). Lo quise presentar así, para darle un poco de realce a uno de los principales temas que las parejas tratan en terapia: la infidelidad.

En el ejemplo que recreo al inicio, pues nos damos cuenta de que el hombre le fue infiel a su esposa. Esto no significa que en todos los casos ocurre de esta manera, pues en muchas ocasiones resulta ser la mujer quien le es infiel al hombre. O sea que esto, actualmente, no es un asunto de sexos, sino de personas, básicamente.

Por qué razón una persona es infiel, aún habiendo jurado fidelidad cuando se casaron. Pues, es tan simple como entender que la fidelidad es un asunto de decisión, la gran capacidad que nos diferencia de las demás especies (por lo menos hasta donde ha llegado la ciencia). Si, la fidelidad no es un instinto, sino que es una voluntad. Y luchar contra el contrario, que si es el instinto de procreación y supervivencia con personas que denoten cualidades para perpetuar la especie, esto para nada tiene que ver con la fidelidad, sino con un asunto de procreación.

La organización de la sociedad civilizada tiene como recurso de amparo el núcleo familiar, el tabú del incesto, y la fidelidad como normas para poder vivir organizadamente. Esto está perfectamente bien, y realza los valores que hemos desarrollado como personas. Pero lamentablemente, no hemos sido capaces de matar nuestros instintos de supervivencia, que encuentran cantidades de excusas para salir a flote en cualquier momento y jugarnos un mal rato.

Múltiples son las justificaciones que tienen las personas para ser infieles: Vacío emocional (necesidad de sentirse amad@ las 24 horas del día), descuido de la pareja (cuando hay prioridades que están por encima de la relación), aprendizaje familiar (cuando nuestra familia de origen tiene como código ser infiel), reivindicación del género (lucha de poder por cantidad de parejas entorno al sexo), demostración de estar vivos todavía (cuando nos estamos poniendo viejos queremos demostrarnos que todavía podemos conquistar), por despecho (como represalia a una infidelidad previa), por alteración de conciencia (bajo los efectos del alcohol u otra droga), por presión de grupo (para demostrarle a un grupo que somos machos o hembras), por chulería del momento (para quemar una etapa), etc, etc, etc.

O sea que, se puede ser infiel por muchas razones. Esto no quiere decir que esté bien, pero es bueno entender que aunque todos los caminos conducen al mismo sitio, no todos llegan por la misma vía. Lo que si es cierto es que, independientemente de la causa o el motivo de la infidelidad, cuando se descubre crea un daño casi irreparable en la relación, porque es muy difícil que una persona pueda seguir caminando de manera sana sabiendo que la otra persona le fue infiel. Se necesita de un proceso terapéutico bien profundo para comenzar a fluir de nuevo en la relación.

Como no vivimos en una selva, y decidimos algún día vivir como seres civilizados, las cosas que hacemos en contra de eso, en la mayoría de los casos terminan muy mal. Es por esta razón, que pienses bien las cosas antes de hacerlas, porque puedes causar un daño irreparable en la persona que supuestamente amas que es tu pareja. Y esto incluye el hogar que has formado, y los hijos que has decidido tener. Así que, trata de respetar las decisiones que tomaste al momento de casarte, y aunque te de todo el deseo de estar con otra persona, lucha contra eso de manera personal, y ya veremos que pasa con cada un@ de nosotr@s. Suerte en este proceso!

re.almanzar@gmail.com


viernes, 31 de julio de 2009

La incógnita en nuestras vidas


Qué hacemos cuando nos falta alguien que sabemos que está, pero nunca estuvo. Es una pregunta que podría tener una respuesta no muy alentadora, porque que podemos hacer con lo etéreo, con lo no palpable, con algo que sólo ocupa un lugar en nuestra mente por el conocimiento y la conciencia de ese alguien, mas no podemos tener una vivencia real y satisfactoria, sino un signo de interrogación que nos persigue todos los días de nuestras vidas.

Algunas personas dicen que la falta de un ser significativo no les ha hecho daño, y en cierto modo puede ser cierto, dada la capacidad que tienen de caminar en la vida sin darle espacio a las cosas que no están, o de superar etapas y situaciones que pueden afectar de manera más fácil a la mayoría.

Cuando por ejemplo, sabemos que tenemos una mamá, pero nunca hemos podido estar con ella. En estos casos, uno siente como un vacío en el andar de la vida, como si algo nos faltara, pero no sabemos que, porque es tener algo que no se tiene, sabiendo que si está, pero no está. Lo que puede verse convertido en una manera de comportarnos muy particular ante las personas con las que nos relacionamos.

Por eso, cuando hay incógnitas en nuestras vidas, tenemos que preguntarnos cómo nos estamos relacionando con los demás. A quien estoy eligiendo para darle respuesta a dicha incógnita. Y esto puede vivirse de una manera positiva o de una manera negativa.

Si se vive la incógnita de una manera positiva, pues siempre estaremos concientes de lo bueno que pudo ser tener a nuestro lado a esa persona que no tenemos, y al mismo tiempo poder crear vínculos sanos con otras personas. Por el contrario, si lo vivimos de una manera negativa, siempre estaremos buscando en otras personas a la persona que nunca estuvo a nuestro lado, y sin darnos cuenta comenzar a exigir sobremanera las cosas que entendemos nos hacen falta de nuestra incógnita.

Hay algunas personas que tienen sus incógnitas por omisión y otras por supresión. En el primero de los casos, ese ser significativo nunca estuvo con nosotros, pero tenemos el anhelo de haberlo tenido. Probablemente en este caso no sea muy impactante el hecho de no tener a ese alguien. En el segundo de los casos, es un poquito más complicado, porque tuvimos una parte de nuestra vida, probablemente la niñez temprana con esta persona, pero por causas de la vida se fue de nuestro lado, y nos quedamos con ese vacío que se va trasformando en interrogante cada vez que pasa el tiempo.

No darle importancia a nuestras incógnitas nos aleja del crecimiento personal, y nos priva de alcanzar cierto grado de madurez. A veces queremos hacernos los fuertes para no enfrentar la realidad de las cosas que nos duelen, y caminamos por la vida destrozando emocionalmente a todo cuanto se nos cruza por nuestro paso, haciendo daño a otras personas emocionalmente. Rara vez nos damos cuenta de esta manera de proceder, pero un buen indicador es la observación que podamos hacer de las relaciones que tenemos y hemos tenido, para ver que dicen las personas de nosotros.

Siempre es un buen momento para resolver nuestras interrogantes de vida. Sin importar la edad que podamos tener, siempre habrá tiempo para hacer las paces con nuestra realidad, porque es única y no podemos negarla, por más esfuerzo que hagamos. Entonces, por qué cargar a cuesta incógnitas que simplemente nos dañan nuestra vida de una manera inmisericorde. Démosle respuestas, aclaremos, y vivamos en paz con nosotros mismos, sin amargarles la vida a los demás por nuestros signos de interrogación mentales.

re.almanzar@gmail.com


miércoles, 22 de julio de 2009

Todo germina en el trópico

Por Tito Auger, Puerto Rico.

En nuestro curioso país, altamente surreal a cualquier hora del día o de la noche, las infecciones de opiniones con o sin fundamento son una epidemia que corre en nuestra sangre como una mancha de plátano genética. A pesar de la cantidad de versiones, revisiones y vueltas que las opiniones pueden llegar a tener , éstas encuentran un denominador común en la población, ya que tendemos a opinar como si tuviéramos autoridad divina para declarar nuestras verdades de forma absoluta, vociferando, gesticulando, frunciendo el ceño y catalogando de forma especial a todo aquel que no comparta nuestra opinión. Claro, como buen producto del surrealismo tropical, todo esto corre en mi sangre también, y tengo a veces que respirar hondo un par de veces antes de convertirme en un digno representante puertorriqueño de la intolerancia. Escuchando esa amalgama de opiniones editoriales en la calle, a veces se topa uno con unos extraordinarios pasos de comedia o en otros casos con sendos atropellos a la lógica, que a veces sugieren que las verdades sólo le sirven a la gente cuando le convienen y que siempre hay un bochornoso loco en la calle tratando de probar que dos más dos no son cuatro.

Escucho hablar de la corrupción, de las drogas, de la violencia, de la falta de educación, de la criminalidad y otros temas sabrosos para los medios masivos, que no tienen descanso y que seguramente venden más por el "melodrama", esa artesanía altamente estimada en nuestro país y que encuentra su máxima expresión en la novela televisiva, diosa de la fantasía y patrona de las inquietudes "amacaseras". Entonces todos levantamos la voz y apuntamos con el dedo a los responsables de los sinsabores sociales, la Policía, la Gobernadora, las escuelas, el gobierno federal, los empresarios sin escrúpulos, el vecino, Septiembre 11, el fenómeno de "el Niño"... Y yo, epítome de todo buen puertorriqueño, no me quiero quedar atrás, y cónsono con mi cultura y mi sangre voy desde mi aposento en el valle del Turabo a apuntar mi dedo hacia los responsables de todos nuestros sinsabores socioeconómicos post-modernos: nosotros mismos.

Reyes de la comodidad y el mantengo, auspiciadores honorarios de la jaibería y de la listeria, del crédito fácil y del fronte aprendido, defensores enérgicos de ideales que ni siquiera podemos definir, soldados del protagonismo, enciclopedias de farándula, parásitos del rumor de la calle, o sea, el chisme, representantes máximos del "y yo, qué?", porque el "nosotros" es todavía... ¿quiénes? Levanto mi dedo y me señalo y te señalo como responsables de todo lo bueno y lo malo que nos ocurre. Les pregunto si no se han dado cuenta que nuestro pueblo vive en un 60% bajo algún tipo de mantengo o subsidio. La tasa de natalidad y las madres solteras ya son parte de una subcultura, como lo es también el desertor escolar, el marido violento. Somos la adolescencia extendida encerrada en su territorio natal, somos la promesa mágica de un aire acondicionado, del cable TV, del tener más beneficios con menos trabajo. Eso suena bien. Eso es un paraíso. Es lo que todo buen boricua necesita, un sistema diseñado para hacernos la vida fácil y no tener que pensar mucho. Y como llevamos ya tres o cuatro generaciones sembrando estas semillas, pues la gansería ya corre a cántaros por nuestra sangre, la listería es nuestro credo, la fiesta es 24 horas y 7 días, y el cerco de la individualidad y el egoísmo es como un programa de fomento económico. Las lecciones de vida nos caen por chorros, cuando el Capitolio se desangra cada vez que se apuñalan la espalda mutuamente estos hijos del "racket" colonial, doctores de la hipocrecía, representantes exclusivos del tercer mundismo disfrazados con escoltas y teléfono celular. Si no tenemos responsabilidad legal REAL sobre nuestro futuro y destino, pues... a quién le importa algo.

Que lluevan los verdes... aquí nos matamos los unos a los otros por cogerlos, aunque no hayamos trabajado por ellos. Pobrecito Muñoz... mira en lo que terminó todo en la cultura del velagüira. Abundancia sin responsabilidad. Un pueblo que pasó de gatear a volar, sin haber aprendido primero a caminar. Brillante. Y ahora qué hacemos con las lagunas históricas, con las etapas saltadas... cómo pensaban que íbamos a salir saludables de un proceso tan rápido, tan brutal, ¿tan fuera de nuestro control? Este sistema que nos cría está de arriba hacia abajo repleto de hombres y mujeres que no están dispuestos a hacer nada por las cosas que critican ni por lo que es peor, por las cosas que se suponen que amen. Esto es lo que producimos. Gracias a Dios que tenemos tantos shopping malls como escuelas, porque ¿se imaginarían ustedes qué sería de esos muchachos?... ¿desubicados?... que va... Mire, opine y opine duro... pero aguante opiniones también, y hoy mi opinión está clara y consisa; somos un pueblo joven, con mucho que aprender, aunque ahora mismo tan absurdo que puede llegar a ser hasta gracioso, por eso, con la pena que tengo, déjeme reír, pues hay un pueblo disparándose sus propios pies y culpando a un francotirador invisible por todo este reguero donde sus hijos resbalan, dándose bien duro en la cabeza. Y aunque no lo crea, usted es parte de la solución o parte del problema , pues cada palabra o acto suyo tiene consecuencias individuales y COLECTIVAS, cada acción suya deja algún tipo de semilla, todo tiene su efecto. Sólo le pido que recuerde que se cosecha exclusivamente lo que se siembra, y que sea yerbabuena o yerba mala, todo germina en el trópico... ahh.... y algo más... no le eche la culpa a nadie más por eso.

http://www.fielalavega.com/opinion.shtml

miércoles, 15 de julio de 2009

La tolerancia es un “No” postergado

"tiempo de intolerancia", oleo de Susana Bonnet, Argentina.

Escuchando a alguien hablar en días pasados sobre el tema de que hay que tolerar, recordé que hace ya un tiempo me vino a la mente la frase que he puesto por título al escrito de hoy. No vayan a creer que por siempre estar recordando cosas es que soy viejo, para nada, pero mi posición en la familia de origen de la que vengo me puso a funcionar de una manera un tanto reflexiva desde pequeño.

Pues bien, tolerar se ve como una de las bondades y buenas cualidades que puede tener una persona en su repertorio de características. En cierto modo, podríamos pensar que es bueno tolerar, y si lo entendemos desde el punto de una de sus acepciones, quizás sería cierto, ya que se puede entender como sinónimo de respetar el punto de vista de los demás. Sin embargo, de la manera que se utiliza el término generalmente, es dando la denotación de resistir, aguantar, tener paciencia con algo.

Entendiendo la tolerancia como una forma de aguantar y resistir una situación o a una persona determinada, podemos entender mejor lo que digo de que esto es un “no” postergado. O sea, tolerar no es aceptar, ni respetar (aunque el diccionario lo ponga como una acepción), sino que es “soportar hasta”, hasta cuando? Pues no se sabe. Y aquí radica el peligro de la tolerancia.

Por eso nunca utilizo esta palabra como recurso cuando quiero resolver algún conflicto. Y cuando alguien menciona la tolerancia como parte de las cosas que está cultivando dentro de una relación, pues hago un paréntesis y le aclaro el problema que puede derivar de tolerar situaciones. Lo de “postergada” precisamente viene al traste, con que en cualquier momento ese aguante estallará y la posición será la misma que cuando comenzamos a tolerar ese algo.

Por otro lado, podríamos ser tolerantes por un espacio de tiempo determinado, siempre y cuando sea parte de bajar el perfil para ir resolviendo la situación. Desde este punto de vista, podría ser positivo, pero lamentablemente las palabras tienen una carga que activa los esquemas mentales, y por eso no me gusta utilizarla.

Entonces, es mejor que podamos hablar de respetar en su significado literal. El respeto nos lleva a la aceptación, caminando por una vía de conocimiento y asertividad para con las personas. Nos ayuda a externar nuestro punto de vista, en vez de aguantarlo. Y en ese proceso le damos la oportunidad a los demás de que puedan observar las cosas que uno pueda sugerirles dentro de una comunicación abierta y sin maquillajes. Porque de otra forma, o sea, tolerando, simplemente vamos fabricando una bomba de tiempo que explotará en un momento de tensión.

Comenzar a tolerar algo es activar la bomba que va a estallar en cualquier momento. Lo difícil es que no somos muchas veces concientes del momento en que ocurrirá esto, por lo cual estamos en desventaja ante cualquier situación que se pueda presentar, ya que las emociones aguantadas generalmente no salen de una forma muy bonita.

Ser tolerantes incluso puede rayas en la más baja de las hipocresías, por el simple hecho de que estoy demostrando algo que realmente no estoy sintiendo hacia la otra persona. Pongamos la tolerancia en el balde de cosas por tirar a la basura. Asumamos una posición de resolución, respeto, asertividad y aceptación. Entendiendo que, la idea no es aguantar a nadie, sino entendernos y poder buscar formas y maneras de poder llevarnos lo mejor posible, siempre manteniendo la claridad y la honestidad l@s un@s con los otr@s.

re.almanzar@gmail.com

miércoles, 8 de julio de 2009

Cuando estoy enfermo


Que difícil es estar enfermo y querer escribir algo para el blog. Pues si, tengo una gripe que me está matando desde hace ya varios días. Una sensación de que se me quiere reventar la cabeza, incluyendo que tengo los oídos tapados, y eso de estar sordo escuchando sonidos distorsionados, pues es una sensación bastante desagradable.

Dentro de este malestar me he estado preguntado que escribiré para el blog. Es como si sintiera una responsabilidad por poder publicar algo a lo cual ya me he habituado, y suponiendo que las personas que leen los artículos semanalmente pues están esperando a que los publique. Las ideas no fluyen cuando estoy enfermo, pues mis pensamientos se ven afectados directamente por el malestar. Me he dado cuenta de algo, tuve un día que estaba viendo una paciente, y las ideas para varios temas vagaron por mi cabeza, pero definitivamente las molestias del virus se impusieron y todo quedó en nada.

Hoy decidí que no iba a seguir luchando contra los síntomas para poder escribir algún tema de interés en el blog. Simplemente estoy escribiendo sobre lo que supongo debe ser más fácil para una persona, aunque mucha gente dice que no. He decidido escribir para y sobre mi en este momento, y compartirlo con ustedes, por si a caso les pueda interesar.

La reflexión es por qué tanto afán por hacer las cosas. Es importante que me de mi tiempo cuando lo necesito, y si no me siento en la (wao, en este momento mi cuerpo se resiste a seguir escribiendo) condición de escribir por razones de salud, por qué lo tengo que hacer. Es como querer ser responsable cuando no estoy siendo responsable con mi salud.

Espero estar sano para la semana próxima, y que las ideas vuelvan a fluir y pueda ya comenzar a escribir de nuevo cosas que puedan ser de interés para la mayoría. Aunque no sé realmente que es, pero la mayoría de la gente que lee el blog dice estar entusiasmado con los escritos, y unas otras tantas les gusta cuando escribo de manera natural sobre las cosas que me acontecen. Bueno, hay de todo para todos, y esa es la riqueza de la naturaleza humana.

Ah, se me olvidaba decirles que, no estoy interno ni nada por el estilo, sino que he tenido que trabajar todos estos días con todo y mi malestar. Ya se pueden imaginar... Bueno, espero estar mejor para la próxima semana. Se me cuidan!!!

re.almanzar@gmail.com


lunes, 29 de junio de 2009

Prioridad #1: Saldar las deudas relacionales

Fuente de la imagen: www.sindudasindeudas.org


Se estarán preguntando si es una lista de prioridades que voy a hacer. Realmente no es esa la intención, sino que para mí esto es el fundamento para vivir cuentas relacionales claras. Aunque podría ser una lista, obviamente, porque tenemos que tener un orden en nuestras vidas para poder vivir adecuadamente.

Las personas somos parecidas a un banco, lo único que somos entidades no financieras, sino emocionales, donde se pueden realizar todo tipo de transacciones a nivel de nuestra interacción mental con otras personas. O sea que, entre personas se realizan todo tipo de operaciones de tipo emocional (inversiones, negociaciones, ahorros, deudas, pérdidas, etc.).

Comenzamos a depositar y a realizar transacciones en nuestro banco primario: la familia de origen. Ahí se van dando nuestros primeros negocios emocionales, donde papá y mamá nos van enseñando como invertir y como ganar. En este punto la cosa se pone compleja, porque en términos emocionales, muchas veces ganar no es lo mismo que en los términos financieros. Espero recuerden al artículo sobre lealtades invisibles, pues precisamente, muchas veces, por lealtades que tenemos hacia el sistema de códigos de nuestras familias, aunque nos estén saliendo mal las cosas en una relación determinada con una persona “x”, pues para el sistema podría estar representando una ganancia, por el simple hecho de ser parte de un código. Por ejemplo, Si una hija parentalizada no se casa para seguir haciendo de mamá de sus familiares, pues el sistema gana, pero ella pierde en términos personales.

A medida que nos vamos relacionando desde pequeños con papá, mamá, herman@s, y cualquier persona significativa en nuestra familia de origen, se van dado todo tipo de negociaciones emocionales. Vamos introyectando todos esos patrones de vincularnos, y todas esas figuras con las que hacemos dichas transacciones. El tema es que, la mayoría de los temas de peso para nuestra vida mental, pues pasan a ser un “capital activo”, que se mantiene en movimiento, pero no es palpable de manera concreta. Esto se hace de manera automática, como cuando tenemos una tarjeta de débito y ahorramos dinero en esa cuenta, y luego podemos ir a cualquier cajero y retirar el dinero, o comprar en cualquier establecimiento comercial. De igual modo, vamos ahorrando en las cuentas emocionales de los demás, y los demás en las cuentas emocionales de nosotros, y más adelante uno utiliza ese ahorro en cualquier persona y cualquier persona utiliza sus ahorros en nosotros. De las cuentas comerciales somos concientes, de las cuentas emocionales casi nunca.

Por esto es importante que seamos concientes de las cuentas que tenemos con cada persona, para que otras no tengan que pagarlas. Un asunto a tener en cuenta es que, es más fácil cobrar una cuenta emocional a quien no la debe, porque la persona con la que tenemos la cuenta generalmente representa una carga emocional tan intensa que ni siquiera pensamos en tocarla por la ansiedad y el temor que nos genera. Por ejemplo, si somos maltratados por un papá inconciente, cuando crecemos lo más probable es que o nos sobregiremos como padres, o seamos totalmente apáticos con nuestros hijos, pero lo difícil es sentarse con papá a hablar de nuestra cuenta personal.

Esto también pasa con la pareja que elegimos. Si no tenemos nuestras cuentas claras con papá, mamá, y la relación que tenemos con cada uno de ellos, y ellos con cada uno de nosotros, pues nuestra pareja comenzará a ser la pagadora de esas cuentas.

Por eso saldar las deudas relacionales debe ser la prioridad #1. Si no lo hacemos, y generalmente no se hace, estamos haciendo un salto al vacío, creyendo que caeremos en un colchón confortable, cuando realmente estaremos pasando por ramas llenas de espinas, para llegar al final a un suelo duro y lleno de vidrios. Es importante hacer conciencia sobre las cosas que papá y mamá invirtieron para que nosotros tengamos resentimiento hacía ellos, y cuales invirtieron para que los amemos. En esta misma medida nuestras vínculos hacia fuera serán más sanos, provechosos y claros. No explotaremos a nadie por una transacción negativa con nuestros progenitores, pero también nos daremos cuenta cuando nos quieres hacer pagar a nosotros cualquier deuda emocional que no nos corresponde pagar.

re.almanzar@gmail.com

sábado, 20 de junio de 2009

Cuando el valor no tiene sentido


La “X” es una letra que se utiliza en muchas ocasiones para designar el valor desconocido de algo, o para señalar que es un valor que puede variar en cualquier momento, dependiendo de las circunstancias. Puedo ser otra letra, pero arbitrariamente, como muchas cosas de la vida, se designo la equis como representante de las cosas que no tienen un valor constante.

Desde pequeño vengo escuchando a las personas distinguidas e importantes de la sociedad hablando de la pérdida de valores. Siempre he tenido la curiosidad de saber, a cuales valores se refieren, porque es un retórica discursiva, pero en ningún momento mencionan o abundan sobre el tema específico al cual se están refiriendo. Creo que la frase más repetida cuando pasa algo desagradable en el contexto social es: “Esto se debe a la pérdida de valores”. Cuáles valores? Específicamente a qué se refieren cuando dicen esto? Bueno, ese es uno de los problemas de la retórica, que se habla por hablar, y se repiten disparates que la gente ni siquiera sabe donde tienen su origen.

Pongamos un ejemplo para ilustrar. Muchas personas dicen cuando vienen a terapia de pareja, “no quiero romper mi matrimonio”. Ah, la familia, el matrimonio, que bien más preciado, es un regalo que nos ha dejado la otrora generación de personas moralmente calificadas para formar tan delicado e irreconocible valor. Pero aquí comienza la trampa de la variable matrimonio, que de ahora en adelante le asignaremos una “X”.

Las personas piensan que el matrimonio le traerá felicidad. Esto pasa porque no comprenden que esto es una variable, y no de manera contraria. Esa ingenuidad que se nos vende con la redundante retórica, de que las cosas hay que hacerlas y vivirlas porque si, porque ese es un regalo y traerá maravillas asombrosas y desconocidas para nosotros, es lo que muchas veces hace que pongamos a correr el programa “matrimonio”, creyendo que de por sí trae su valor asignado, y que de ahí en adelante todo será color de rosa. Pero, vemos todo lo contrario, porque el valor asignado es el valor aprendido y no la suma de lo que uno quisiera que fuese.

Hay una parte de la novela La Caverna, de José Saramago, donde Cipriano Algor llega a un lugar y tiene que hacer una fila, y por casualidad le toca el número “13”. Ahí comenzó a correr la retórica en su cabeza derivada de la superstición. Y espero a que llegara otra persona, se movió, y ocupó el lugar catorce, supuestamente para sentirse más tranquilo. Lo que me llamó la atención fue lo que sucedió luego de eso. Comenzó a reflexionar sobre el hecho de que, aunque se moviera de lugar, él seguiría siendo el número trece, porque eso le había tocado.

Igual que Cipriano, hacemos constantes de cosas que son variables. Como creemos que son cosas asignadas para vivirlas de una manera determinada, o que esas constantes le darán valor a mi vida, y no al revés, comienzan a ocurrir una cantidad de disparates en nuestra historia de vida. En el caso del matrimonio, que debería ser un valor adquirido, y no una constante legada, comienzan los conflictos, las peleas, la mala crianza de los hijos, la lucha de poder, etc, etc, etc.

Entonces es una irresponsabilidad querer mantener un valor que en ningún momento le hemos dado un sentido de vitalidad. Un ejemplo clásico cuando le pregunto a la gente “por qué quieren mantener su matrimonio”, atinan a decirme que “en mi familia no ha divorcios” o el caso contrario “no quiero hacer lo mismo que mis padres”. Esto es un claro caso de lo que es mantener una variable como si fuera una constante, y no querer darse cuenta de que el valor matrimonio va a adquirir sentido dependiendo de lo que se haga para que tenga sentido.

Hay que despertar del letargo onírico que propone el automatismo social. Tener conciencia de nuestros valores, entendiendo que pueden y asumirán sentido partiendo de las premisas que nosotros como personas elaboremos para darle sentido a la variable que queramos vivir. Reflexiona tu retórica, y encontrarás mucho tema de análisis para comenzar a despejar las variables que tienes como opciones de vida.

re.almanzar@gmail.com

viernes, 12 de junio de 2009

Para no olvidar

Imagen elaborada por: creativecommons, http://creativecommons.org


Una de las canciones que más me gusta se llama “Para no olvidar”, escrita e interpretada por Andrés Calamaro cuando estaba en el grupo “Los Rodríguez”. La lírica de la canción comienza así: “De un tiempo perdido, a esta parte esta noche ha venido un recuerdo encontrado para quedarse conmigo. De un tiempo lejano, a esta parte ha venido esta noche otro recuerdo prohibido, olvidado en el olvido.

De igual modo vino a mi memoria la inquietud curiosa de como había yo comenzado a interesarme por escribir cosas, sin ser periodista ni nada parecido. Haciendo memoria, comencé a recordar y vinieron muchos recuerdos perdidos, olvidados en el olvido. De la síntesis de esos recuerdos, redacté lo que a continuación quiero plasmar.

Yo pensaba: “¿Será un buen momento para comenzar a escribir?, pero, que importa, total, muchos escriben, y yo soy uno de esos muchos”. No sé que tiempo hace me surgió la inquietud de redactar todas esas cosas que me pasan por la mente sobre las relaciones humanas, de todo tipo. Quizás, en este momento, el motivo principal son las relaciones de pareja, que van y vienen y siempre terminan como la tan repetida e histórica sistematización de la vida de los seres vivos que nos dan las ciencias naturales: nacen, crecen, se reproducen y mueren.

A veces he llegado al punto de que necesito otra voz que me acompañe en mis momentos de no salida, de tranque emocional. Para mi un tranque emocional es cuando ya he agotado todos los recursos, al menos concientes, para buscar una o varias soluciones a situaciones conflictivas que estén pasando en mi vida en un contexto determinado. Y me ha dado resultado, al menos de manera momentánea o por varios meses. La cuestión es, que los conflictos siguen surgiendo, aunque con objetos y/o sujetos y contextos diferentes.

Es como un día de veinticuatro horas prolongado por no sé cuanto tiempo. Donde todo tiene un comienzo claro y energético, y un continuo esfuerzo por preservar lo lindo y vital del amanecer, pero que termina poniéndose oscuro y agotador como la noche. Algo así como un bostezo después de la cena.

Somos escogidos como objetos para jugar el papel de otra persona, en el drama de otras y otros, para ser castigados o beneficiados por las cuentas no saldadas por otras personas. Somos víctimas en algunos contextos, y victimarios en otros. El dolor siempre estará, porque lo reservaron para nosotros, y es la pena universal de la humanidad. Es la condena inevitable de sufrir aun cuando la meta sea no hacerlo. Es que una y otra vez somos presa de la trampa de otras personas, y a la vez hacedores de trampas para otras personas.

En fin, la tierra seguirá dando vueltas, como parte de un todo, hasta que se sepa su destino. Por el momento, sólo nos queda seguir respirando y acuñando esquemas aprendidos y/o pretender originalidad. De todas formas, trata de vivir de manera justa y entusiasta, al menos eso te entretendrá hasta el día final.

re.almanzar@gmail.com


viernes, 5 de junio de 2009

¿Es tu relación un agujero negro?

Fuente de la imagen: NASA by Space Telescope Science Institute 
and for ESA by the Hubble European Space Agency Information Centre under Contract

Se supone que una Relación de Pareja (RP) es un contexto relacional donde ambas partes se nutren de manera adecuada. Entendiendo la nutrición en términos emocionales, existenciales, vivenciales, etc. En una RP hay tres áreas a desarrollar de manera generalizada: 1) La relación de pareja en si, donde ambas partes que la componen son responsables de la misma. 2) La relación parental de los progenitores con sus hijos. 3) La relación personal que debe tener cada persona de la relación consigo misma.

Cuando se le dedica tiempo y atención a cada una de estas áreas, la RP tiene mucho más probabilidad de triunfar. Estos temas los elaboraré de manera más amplia en otro artículo, pero en este momento quiero enfocarme en aquellas relaciones donde el 100% del tiempo y el espacio es dedicado a la relación existente entre los miembros de la RP.

Este tipo de relaciones son absorbentes y empalagosas. No hay tiempo ni espacio para más nada que no sea el vínculo que hay entre las dos personas. Es una RP a tiempo completo, veinticuatro horas al día y siete días a la semana. El mundo no cuenta, y en el peor de los casos está contra ellos. Son relaciones que consumen a las personas a su mínima expresión sin que ambas se den cuenta en el proceso.

Estas relaciones son semejantes a un agujero negro (AN), y por eso hago la similitud. Para entender la analogía, pondré una definición científica de lo que es un AN: un agujero negro u hoyo negro es una región del espacio-tiempo provocada por una gran concentración de masa en su interior, con enorme aumento de la densidad, lo que provoca un campo gravitatorio tal, que ninguna partícula material, ni siquiera los fotones de luz, puede escapar de dicha región.

Creo que si entendieron la definición de hoyo negro, comprenderán la analogía que planteo. Imagínense ustedes un contexto del espacio-tiempo donde ni siquiera la luz, con todo y su velocidad, puede escapar. Así mismo funcionan las relaciones absorbentes y a tiempo completo.

En esta relación no se crece, ni hay desarrollo. La relación muere en si misma, y se consume por su propio peso. En casos crónicos, este tipo de RP puede convertirse en un contexto psicotizante, y en el caso contrario, puede estar formada por personas que se psicotizan encajando de manera enfermiza en el vínculo relacional.

Así mismo como el espacio está minado de agujeros negros, también el mundo de los humanos está repleto de relaciones que funcionan de esta manera. Ni siquiera la luz que pueda brillar en una persona escapa a la fuerza absorbente de una relación semejante al alquitrán.

De igual modo, cuando tienen hijos, le ponen unos límites rígidos hacia el exterior. Son niños que crecen en una familia que no permite la contaminación de su espacio con ninguna atmósfera ajena a la de la familia. Y todo ser humano que acepte y acate la manera de funcionar de estas personas, pues simplemente será también absorbida por el agujero negro relacional. Son relaciones donde los miembros son egoístas con el mundo, malagradecidos, antisociales, y que por consecuencia terminan en una especie de submundo creado por ellos mismos.

Cuando una relación inicia, pues este tipo agujero negro relacional, puede entenderse como algo normal. Por entender que, en principio la gente tiene toda la emoción de estar comenzando algo nuevo en su vida, pero si después de pasado un tiempo, esta emoción se vuelve crónica, el agujero se va incrementando y comienza a alimentarse de las emociones y la sanidad de las partes que conforman la relación.

Dejo el tema abierto para que cada quien se evalúe, y pueden buscar información acerca de los agujeros negros. A mi, de manera muy particular, me apasiona el tema del universo y sus agujeros negros, y por eso fue que de manera espontánea me vino la similitud a mi cabecita, por si alguien se está preguntando que como es que yo hago ese tipo de analogías aberrantes.

re.almanzar@gmail.com

viernes, 29 de mayo de 2009

La importancia de ser agradecidos


Piensa por un momento, cuantas cosas han hecho por ti desde el día que naciste… te diré de antemano, que si no recuerdas ninguna es porque eres una persona que no reconoce los meritos que los demás han ganado en tu vida, te crees un gran merecedor. Por el contrario, si has recordado a mucha gente, eres una persona, que al menos en tu mente y corazón reconoces que has llegado al justo momento en el que te encuentras hoy porque algunas personas en el camino te dieron la mano.

Agradecer es una virtud que solamente las personas humildes de corazón pueden desarrollar. Entender que, definitivamente no estamos solos en este mundo, y que por pequeña que sea la situación en la que nos hayan ayudado, o dado alguna oportunidad, es digno demostrar a la/s persona/s que lo hicieron, que tenemos conciencia de lo oportuna que fue/ron en nuestras vidas.

La actitud de personas que no saben agradecer puede tener su origen en la etapa familiar en que les tocó nacer y/o el lugar de nacimiento entre los hermanos, y/o en la relación que se forjó con las personas significativas de su entorno familiar.

Desmitificando un poco, quiero explicar el hecho de que, aunque todos pertenezcamos a una familia, no todos nacemos en la misma familia. Me explico, las familias van cambiando a medida que van caminando como proyecto, y cada vez que nace un hijo, pues papá y mamá han tenido una evolución, ya sea económica, laboral, personal, y/o en su defecto, tienen más edad. Lo que hace que traten a cada hijo de manera diferente. La manera en que hagan sentir a un hijo en específico, sin enseñarle que ocupan un lugar entre muchos lugares, pueden crear o no la habilidad en esa persona de saber agradecer y reconocer los meritos de otra persona, Si no ocurre de esa manera, y en cambio le dan todo cuanto quiera el hijo y más de ahí, pues este muchacho o muchacha no tendrá un sentido claro del valor de las cosas, y estará caminando por la vida entendiendo que todo el mundo debe rendirle honor, y que merece todo de todos.

El lugar que ocupa entre los hermanos, o si es hijo único, también puede determinar este proceso. Los padres tienen expectativas muy diferentes de los hijos y su lugar de nacimiento, y esto hace que impregnen en cada hijo un sello que denota lo que ellos como padres esperaban de sus hijos. Por ejemplo, muchos padres y madres tienen grandes ilusiones con el primer hijo, y partiendo de esto, le ponen todo en bandeja de plata, para ver realizado en él o ella, el anhelo que como padres tienen sobre su primogénito, lo que puede generar un sentimiento de “principado emocional” en esta persona, y que luego entienda que todo ser humano que existe en el mundo es un peón que está para rendirse a sus pies.

En otro caso muy particular, podría suceder que uno de los progenitores, o ambos, proyecten en un hijo o hija los temas que ellos como adultos no han sabido manejar en su vida, y dependiendo de esto, se va creando otra gama de esquemas emocionales y mentales entorno a la relación significativa de este hijo con su progenitor. Por ejemplo, una mamá sobre protectora, que vive obsesivamente encima de su hijo o hija menor, puede generar el mismo sentimiento de “principado emocional” en esta persona, que luego entenderá que todas las personas deben cuidarlas porque ello@s son el ser más importante y merecedor de cuidado sobre la tierra. Estos ejemplos, generan a su vez lo que es un alto grado de merecimiento, y en consecuencia y mal agradecimiento a todas las personas que le rodean.

Supongo que conocerán personas así, y espero que si tú eres una de esas personas, al menos esto te sirva para recapacitar y pensar, que viniste al mundo y te irás algún día. No eres más ni menos de lo que eres, y siempre necesitaremos a otras personas para caminar. Por tal razón, tenemos que ser agradecidos con todos, incluso con aquellas personas, que aun haciéndonos daño, nos enseñan a ser fuertes y a no dejarnos amilanar por los embates de sus acciones. Y por encima de todo, a Dios, quien es el artífice de todo lo que nos es a bien en este mundo, aunque muchas veces no lo entendamos.

Aprovecho la ocasión, para dar gracias infinitas a todas las personas que me han dado su apoyo en el fortalecimiento de este blog. Yo de verdad, nunca pensé que este espacio de escritura y lectura, iba a tener tanto impacto sobre la vida de muchas personas, y eso me reconforta y me gratifica. Su motivación para leer lo que escribo, me motiva más cada día. Muchas gracias, colegas, amig@s, conocid@s, y desconocid@s que leen mi blog.

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