Piensa por un momento, cuantas cosas han hecho por ti desde el día que naciste… te diré de antemano, que si no recuerdas ninguna es porque eres una persona que no reconoce los meritos que los demás han ganado en tu vida, te crees un gran merecedor. Por el contrario, si has recordado a mucha gente, eres una persona, que al menos en tu mente y corazón reconoces que has llegado al justo momento en el que te encuentras hoy porque algunas personas en el camino te dieron la mano.
Agradecer es una virtud que solamente las personas humildes de corazón pueden desarrollar. Entender que, definitivamente no estamos solos en este mundo, y que por pequeña que sea la situación en la que nos hayan ayudado, o dado alguna oportunidad, es digno demostrar a la/s persona/s que lo hicieron, que tenemos conciencia de lo oportuna que fue/ron en nuestras vidas.
La actitud de personas que no saben agradecer puede tener su origen en la etapa familiar en que les tocó nacer y/o el lugar de nacimiento entre los hermanos, y/o en la relación que se forjó con las personas significativas de su entorno familiar.
Desmitificando un poco, quiero explicar el hecho de que, aunque todos pertenezcamos a una familia, no todos nacemos en la misma familia. Me explico, las familias van cambiando a medida que van caminando como proyecto, y cada vez que nace un hijo, pues papá y mamá han tenido una evolución, ya sea económica, laboral, personal, y/o en su defecto, tienen más edad. Lo que hace que traten a cada hijo de manera diferente. La manera en que hagan sentir a un hijo en específico, sin enseñarle que ocupan un lugar entre muchos lugares, pueden crear o no la habilidad en esa persona de saber agradecer y reconocer los meritos de otra persona, Si no ocurre de esa manera, y en cambio le dan todo cuanto quiera el hijo y más de ahí, pues este muchacho o muchacha no tendrá un sentido claro del valor de las cosas, y estará caminando por la vida entendiendo que todo el mundo debe rendirle honor, y que merece todo de todos.
El lugar que ocupa entre los hermanos, o si es hijo único, también puede determinar este proceso. Los padres tienen expectativas muy diferentes de los hijos y su lugar de nacimiento, y esto hace que impregnen en cada hijo un sello que denota lo que ellos como padres esperaban de sus hijos. Por ejemplo, muchos padres y madres tienen grandes ilusiones con el primer hijo, y partiendo de esto, le ponen todo en bandeja de plata, para ver realizado en él o ella, el anhelo que como padres tienen sobre su primogénito, lo que puede generar un sentimiento de “principado emocional” en esta persona, y que luego entienda que todo ser humano que existe en el mundo es un peón que está para rendirse a sus pies.
En otro caso muy particular, podría suceder que uno de los progenitores, o ambos, proyecten en un hijo o hija los temas que ellos como adultos no han sabido manejar en su vida, y dependiendo de esto, se va creando otra gama de esquemas emocionales y mentales entorno a la relación significativa de este hijo con su progenitor. Por ejemplo, una mamá sobre protectora, que vive obsesivamente encima de su hijo o hija menor, puede generar el mismo sentimiento de “principado emocional” en esta persona, que luego entenderá que todas las personas deben cuidarlas porque ello@s son el ser más importante y merecedor de cuidado sobre la tierra. Estos ejemplos, generan a su vez lo que es un alto grado de merecimiento, y en consecuencia y mal agradecimiento a todas las personas que le rodean.
Supongo que conocerán personas así, y espero que si tú eres una de esas personas, al menos esto te sirva para recapacitar y pensar, que viniste al mundo y te irás algún día. No eres más ni menos de lo que eres, y siempre necesitaremos a otras personas para caminar. Por tal razón, tenemos que ser agradecidos con todos, incluso con aquellas personas, que aun haciéndonos daño, nos enseñan a ser fuertes y a no dejarnos amilanar por los embates de sus acciones. Y por encima de todo, a Dios, quien es el artífice de todo lo que nos es a bien en este mundo, aunque muchas veces no lo entendamos.
Aprovecho la ocasión, para dar gracias infinitas a todas las personas que me han dado su apoyo en el fortalecimiento de este blog. Yo de verdad, nunca pensé que este espacio de escritura y lectura, iba a tener tanto impacto sobre la vida de muchas personas, y eso me reconforta y me gratifica. Su motivación para leer lo que escribo, me motiva más cada día. Muchas gracias, colegas, amig@s, conocid@s, y desconocid@s que leen mi blog.