fuente de la imagen: http://lacomunidad.elpais.com/ozzono/2007/7/7/el-inicio-un-nuevo-camino
Cuando vivimos una relación de pareja nos envolvemos de manera tal, que nos vamos olvidando de los detalles. Uno de esos detalles, importantísimo, es el inicio, la forma en la que se comenzó a interactuar, y lo que marcó el inicio de la relación.
Podría pensarse que esto no tiene ningún tipo de importancia, sin embargo es la base de todo lo que se mueve en la relación. Esta base marca una pauta implícita de lo que motiva o desmotiva a dos personas a poner su empeño en hacer que las cosas funcionen de manera adecuada. De igual modo, en las actitudes positivas que cada uno tenga hacia su relación de pareja.
Otra parte importante, es como también las decisiones subsiguientes de cambio de una etapa a otra de la relación, se toman en base a eventos a los cuales no se les da una importancia consciente, pero que igualmente comienza a crear una configuración determinada que condiciona los sentimientos de cada persona.
Un ejemplo clásico, y pasa con muchísima frecuencia, es cuando una mujer queda embarazada de su novio. En la mayoría de los casos la opción por excelencia es casarse. Este evento de embarazo hace que dos personas tomen una decisión que no sopesa ninguna de los otros aspectos importantes para que una relación funcione bien. Le dejan “la suerte” del vínculo relacional a la responsabilidad que tendrán que asumir como padres, olvidándose de que lo que sostendrá emocionalmente a ese hijo es lo bien que puedan estar ellos dos como pareja.
Vemos como un evento que no debería ser negativo, pero que por no ocurrir en el momento adecuado, se convierte en negativo, hace que dos personas tomen una decisión probablemente errada. Sin saberlo, todo lo que comience a ocurrir en esa relación estará determinado por el sentimiento que haya generado la manera en que asumió ese evento cada persona.
La decisión tomada por ese embarazo determinará la forma en que se comuniquen, se expresen afecto, socialicen, hagan planes, etc. Siempre estará de por medio el tema “de lo que definió ese matrimonio”.
Para que estas cosas no sucedan, las parejas tienen que tener muy claro, que independientemente de lo que pase en un inicio, lo que permite estar en armonía relacional es que las decisiones de realizar proyectos juntos estén impulsadas por la decisión de querer estar el uno con el otro, y no por impulsos engendrados por eventos que ocurran en un momento determinado de la relación, ya sea en el inicio o más adelante.