viernes, 1 de julio de 2011

El amor se vive desde la personalidad

Lamentablemente, como para muchas cosas, no hay un concepto claro de un sentimiento al que han nominado “amor”. Desde lo simple es sólo eso, un sentimiento. Ahora bien, si hacemos un enfoque desde lo complejo estaríamos debatiendo un grupo de elementos que han estado presentes desde hace tiempo en las definiciones sobre el amor.

Observando casos, de personas que siempre ponen como tema principal en la resolución de sus conflictos al salvador por excelencia que es el amor (la mayoría), he llegado a una conclusión: el amor se vive desde la personalidad de cada quien.

Es un sentimiento que todos, al menos eso creo, tenemos la capacidad de sentir, pero que no se vive de igual manera, ya que influyen en su vivencia todos los rasgos que conforman nuestras personalidades. Un indicador claro de esto es cuando dos personas que dicen amarse, se demuestran ese amor de una manera tan diferente, precisamente porque entienden que es la forma adecuada de amar.

Una personalidad que se va formando desde que nacemos, y que se fija de manera marcada cuando salimos de la adolescencia y comenzamos a vivir nuestra juventud. Aprendizajes familiares, básicamente de las relaciones de pareja que han servido como nuestros modeladores: papá y mamá, abuelo y abuela, etc. Las versiones de cada un@ de ell@s, más la vivencia que hemos tenido en el día a día compartiendo con sus relaciones amorosas. Todo esto, y de seguro muchas otras cosas mas, crean un esquema de personalidad que de manera automática, sin siquiera nosotros estar claros, se activa cuando comenzamos a vivir una relación significativa de pareja.

Si una persona no está consciente de sus rasgos de personalidad, probablemente no tendrá claro como vive el amor que siente por otra persona. Entenderá que desde su “normalidad” muy personal, está expresándolo de manera adecuada.

Este es el punto crítico que las parejas tienen que trabajar, para poder comenzar a abrirse a la posibilidad de aprender un nuevo modelo de vivir el amor, que no necesariamente significa ser otra persona, sino más bien estar claros en que queramos o no, la convivencia en amor dependerá mucho de que nos conozcamos bien a nosotros mismos, y de que le demos la oportunidad a nuestra pareja de que nos conozca y de dejarnos conocer. Si esto se logra, entonces el tránsito se hace mucho más fluido, y la expresión del amor será un tema que se irá trabajando de manera continua.

El amor no salva relaciones, pero si ayuda a sus miembros a ser responsables de los reajustes de la misma.

Para seguirme en Twitter: @REAlmanzar

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Excelente!

annery dijo...

DR FELICIDADES EXCELENTE QUE DIOS LE SIGA DANDO SABIDURIA BENCICIONES

Anónimo dijo...

Gracias a eso he podido comprender que en la ruptura que estoy viviendo con mi pareja, el hecho de que el sea diferente no significa que no me ame o me quiera... simplemente no estamos en sintonia, no hay sincronizacion en ponernos de acuerdo... me imagino que hay mucho orgullo, mucha nubosidad en el medio. Es siempre importante saber lo q uno quiere en terminos afectivos. El que no sabe lo que quiere hace mucho danio a otros y esto basicamente sucede porque no tenemos plena consciencia de nuestra personalidad y de nuestra capacidad de amar bien al otro.

maritza dijo...

me parece excelente el articulo, le exorto al publico que leea este articulo asi ellos mismo podran autoconocerse y saber que tipo de personalidad pueda tener para dar y recibir lo que merece, ya, que la exclusividad del amor marca la diferencia en las relaciones.
gracias por darnos espiritualidad con sus palabras bye.

Sorangelys dijo...

Interesantisimo, se podria resumir como que cada quien tiene diferente forma de sentir el amor, pero no quiere decir que no lo este haciendo.

Mariel dijo...

Me encantó esta lectura para esclarecer estos términos que en algunas circunstancias nos confunden. Excelente.