jueves, 26 de mayo de 2011

¿Se supera una infidelidad?


El tema de la infidelidad es una constante de las consultas en terapia de pareja. Es una situación que se presenta, me atrevería a decir, en más de la mitad de las relaciones, tanto en el noviazgo como en el matrimonio. En muchas ocasiones no se descubre nada, pero hay tantas otras donde la mujer o el hombre se dan cuenta de que su pareja mantiene una relación con otra persona.

Las infidelidades traen consigo un malestar en las relaciones, por el hecho de que la pareja se siente traicionad@. El sentimiento de traición que embarga a la persona que se da cuenta de que le están poniendo unos “cuernitos” es de pérdida, de minusvalía, impotencia, rabia, frustración, ansiedad, tristeza. Se genera un estado que comienza por pensamientos obsesivos de preguntarse ¿por qué le hicieron eso? ¿será que la otra persona es mejor que yo? ¿será que le da más placer en las relaciones sexuales? Y esto lleva a un hostigamiento inagotable en términos de interrogatorios, donde las preguntas son reiterativas porque ninguna respuesta dada es válida para la mente de quien ha sido traicionado.

Hay casos en que quien es descubierto admite su falta, y quiere que las cosas se resuelvan. En estos casos hay un punto a favor de la relación, ya que si la persona que ha sido lastimada decide superar el evento y darle una oportunidad a la relación, pues se puede aprovechar esta crisis para que la pareja crezca, reforzando la unión. Aún así, no resulta fácil poder superar esto, y se observa como la persona aunque quiera sentirse bien, y darle una oportunidad a su pareja, no puede, porque es como si estuviera viviendo un duelo, la perdida de algo que para él o ella era intocable.

Esto puede traer consigo una dinámica muy irónica, donde la persona que fue infiel comienza a vivir una intensidad en sus afectos, queriendo demostrar que tiene la mejor intención de enmendar lo que ocasionó, pero lamentablemente la pareja no tiene la capacidad de recibir ese afecto intenso. Con el tiempo, si esto no se trabaja, viene una crisis aún mayor, porque la persona se cansa en su intento por querer hacer bien las cosas ya que no recibe aceptación, y decide alejarse. Probablemente en esta etapa, es que el deterioro de la relación, como consecuencia de una infidelidad, estaría en su peor momento.

Ser fiel o infiel, es una decisión que toma la persona. No es algo que venga legado por la biología humana, ni parte de una codificación cerebral que nos dicte ser fieles. Y, socialmente es una acción censurable, por lo tanto cada persona tiene la responsabilidad de asumir una posición frente a la infidelidad, tomando en cuenta siempre lo que esto significaría para su pareja. Por eso es importante, que cuando las personas buscan ayuda para superar este proceso, entiendan que lo que hay por delante es trabajar una decisión por parte de la persona traicionada, y una posición clara por parte de la persona que ha sido infiel.

Sí, se puede superar, aunque sea difícil. Algo que hay que tener claro en ese sentido es que dependerá mucho de la capacidad de asumir nuevos riesgos que tenga la persona, y de sus creencias en torno al concepto de infidelidad. En todo caso, es importante entender, que hay que darle un espacio para que se desahogue, acompañándole en su dolor, sin forzarlo para que esté contento o contenta dentro de la relación, porque quizás no es el mejor momento. La persona infiel, en este caso debe darle su espacio para que haya una reflexión tranquila, y se pueda tomar una decisión coherente con lo que se esté dispuesto a trabajar.

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