Algunos tal vez hicieron una asociación libre con el famoso triángulo de las Bermudas, pero no, no voy a hablar de nada que tenga que ver con eso, aunque en algún momento del camino podamos hacer alguna analogía, quien sabe. Pues si, para que haya un triángulo se necesitan tres puntos, y cuales son entonces esos puntos que hacen alusión a la vida, pues: un hombre, una mujer, y la vida que comienza (un cigoto). Un cigoto, es el huevo que se forma cuando se unen el óvulo y el espermatozoide. Sé que con un tono medio burlón algunos estarán diciendo “pero y cuando es una fecundación asistida, no hay triángulo”, pues fíjese que si, porque está el punto donador, el punto alojador, y el punto naciente. En conclusión, la vida es un triángulo.
Estará esto asociado al funcionamiento patológico que se da en los sistemas familiares, conocido como “proceso de triangulación”? Lo más probable es que así sea. Es como si se configurara una zona de convivencia desde que se unen esas células para formar una vida, que a lo largo del tiempo se convierten en un subsistema patológico y muy particular llamado triángulo en la familia de origen. Lo interesante de todo esto es que, todas nuestras relaciones son triangulares. Sino, piensa cuantas veces has sido capaz de tener un diálogo con alguien, donde no exista la necesidad de traer a alguien a colación. O, cuantas veces, tu madre o tu padre, no han sabido resolver sus problemas conyugales, y te ha pedido opinión cada uno por su lado, o han comenzado a criticar al otro de manera abierta contigo. O tú, precisamente tú, cuantas veces has acabado con alguien, diciéndole a alguna persona barbaridades de otr@, simplemente porque no has tenido la manera de resolver las cosas de manera personal. Pues, creo que precisamente es por eso, la vida no es lineal, sino triangular.
Obviamente, que la meta sería vivir triángulos sanos, y aprender a resolver cosas de manera lineal, entre dos puntos, sin necesidad de involucrar a otras personas. Es un reto llegar a hacer esto. Hay un ejercicio interesante que puedes hacer, y que ya mencioné algo del mismo hace un momentito. Pon a correr un cronómetro, y entabla una conversación con alguien, la persona que elijas, y observa cuanto tiempo eres capaz de mantener una conversación solamente con temas tuyos y de la otra persona, sin la necesidad de hablar de alguien más que no sean ustedes dos.
Por otro lado, está el punto de la muerte. Y no precisamente porque cuando uno muere “se acabó todo, y punto”, jajajjajaja (me dio risa). Es simplemente porque cuando uno muere no se muere con las personas que nos dieron la vida (salvo raras excepciones). Uno se muere “solo”. La muerte es muy personal, muy particular, muy singular. Y es una ironía, que nos pasemos la vida caminando con muletas en cada mano, para luego morir sin ellas.
De un triángulo nace la vida… de un punto nace la muerte. Entonces, no sería más interesante que podamos crecer de manera paralela a esos triángulos, que podamos desbaratar los triángulos, y aprender a vivir como vamos a morir, sin necesidad de que estén presente otras personas. No es que seamos antisociales, sino que, podamos caminar y desarrollarnos de manera sana, sin tener que cargar a cuesta con la presencia de dos puntos cualesquiera, en todas las situaciones de nuestra vida. Eres un punto que ha aprendido a caminar en triángulo, pero cuando lo decidas, podrás ser tú, únic@ y muy particular. No permitas que te triangulicen, ni te permitas a ti mism@ seguir en los triángulos, porque sino, terminarás absorbido y desaparecido como persona, igual que como se han perdido misteriosamente aviones y barcos en el triángulo de las Bermudas.