lunes, 17 de agosto de 2009

El sexo nunca me ha llamado la atención


A lo largo de la vida las personas reciben mensajes de su familia y la sociedad, sobre sexo, deseo, e intimidad. A veces, cuando se vive un contexto estresante en la vida se hace un retroceso para ajustarse a lo que mejor se conoce, que hizo o dijo mamá acerca de una situación determinada en el pasado. Conociendo que mensajes se recibieron sobre la sexualidad de los padres y de las pasadas experiencias, podría ayudar a entender la situación que se vive en la actualidad.

Explorar los componentes educacionales de la familia de origen en mujeres con bajo deseo sexual, puede abrir una amplia gama de conocimientos sobre la configuración esquemática que rige la sexualidad de dichas mujeres. En este sentido, es importante conocer cuales son los patrones vivenciales que se aprenden a nivel de la relación papa-mamá, para saber cuales son los códigos que hacen que las mujeres no tengan un deseo sexual adecuado para visualizar la sexualidad desde un punto de vista más proactivo.

En las consultas de psicoterapia se observan muchas pacientes que pasan por este estado de bajo deseo. Algunas tuvieron un deseo sexual adecuado por un tiempo, y luego decreció por alguna situación que en algunos casos podría ser causada por un componente fisiológico-hormonal, y en muchos otros casos por asuntos de la relación de pareja o alguna situación que se esté dando en la vida de estas mujeres.

Cuando el problema de deseo sexual es de toda la vida, pues las expectativas de trabajo terapéutico deben ir mucho más allá de lo que son las situaciones de la vida de pareja. Cuando una mujer tiene una condición como esta, si se le pregunta sobre su vida sexual en general, pues el discurso es bien claro y coherente: “nunca he sentido interés por el sexo”. Y, se podría en algún momento presuponer que tal vez existe una patología de base, como algún trastorno del estado del ánimo, básicamente una depresión, pero cuando se le evalúa al respecto no existe dicha condición.

A nivel social y familiar, se ha tratado el tema de la sexualidad de una manera muy mítica. Cuando nos enfocamos en esta educación hogareña, específicamente con las mujeres, observamos que es mucho más marcada que en los varones, mostrándose mucho más misterio entorno a lo que son los temas sexuales y la sexualidad de la mujer. Se le educa en varios aspectos que van más allá de lo que son sus genitales, y se le instruye (de manera implícita en la mayoría de los casos) para la vida de pareja, su rol cómo mujer (género) tanto a nivel social, como a nivel conyugal. En este contexto, las mujeres van aprendiendo un sinnúmero de patrones de comportamiento, actitudes y formas de funcionamiento hacia lo que es la vivencia de su sexualidad y la manera en la que tiene que comportase con su pareja.

La sexología clínica ha hecho distinción sobre las entidades patológicas que afectan la fase del deseo en la respuesta sexual. Se ha descrito un deseo sexual Inhibido y un deseo sexual Hipoactivo. El primero hace alusión a personas que no tienen ninguna patología que este afectando de manera directa su deseo, y el segundo se refiere a que alguna condición clínica que ejerce influencia directa sobre esta fase está mermando la capacidad de de responder adecuadamente. Sin embargo, hay mujeres que no cumplen con el criterio para ser diagnosticadas con estas nominaciones, porque cuando inician una relación sexual, la respuesta funciona adecuadamente, pero no es algo que ellas van a tomar la iniciativa de realizar, precisamente porque tienen una “apatía” hacia los temas y/o contextos sexuales.

Conocer las intríngulis del bajo deseo sexual en mujeres que quieren disfrutar de una vida sexual adecuada, es de vital importancia para poder dar una salida terapéutica que vaya más allá de las técnicas ya conocidas en la terapia sexual. Con un conocimiento adecuado del contexto en que ellas aprendieron a mermar sus apetencias sexuales, para dar paso y prioridad a los códigos de su sistema familiar, podría comenzar a trabajar en ellas de manera positiva, dándoles la oportunidad de revalorar su sexualidad y de reaprender de manera objetiva su vivencia sexual, tanto a nivel personal, como a nivel de la relación de pareja. Dándole al mismo tiempo, la oportunidad de romper con el reciclaje de patrones, y que le pueda brindar un contexto más abierto para la educación sexual en la familia a futuras generaciones.

Es un tema que hay que explorar a profundidad, porque no es el típico caso de la mujer que tenía un buen deseo sexual, y después de un tiempo lo perdió. Estamos hablando de mujeres que jamás han tenido una percepción de necesidad relacionada con el sexo y su deseo sexual. En tal sentido, es de vital importancia para el conocimiento de los mecanismos que actúan sobre esta disfunción sexual de toda la vida, conocer las particularidades de cada caso. Si tienes una situación parecida a esta, ponte en contacto conmigo a través de mi e-mail, y de esta manera aportarás al enriquecimiento de la investigación sobre bajo deseo sexual en mujeres.

re.almanzar@gmail.com


1 comentario:

Anónimo dijo...

Y que pasa cuando la falta de deseo es por parte del hombre???