miércoles, 17 de diciembre de 2008

La genitalización de las relaciones sexuales


Cuando hablamos de relaciones sexuales, o pensamos en el tema del acto sexual, generalmente nos viene a la mente el concepto imaginario de los genitales, tanto masculino (pene), como femenino (vulva). Y esto tiene mucho que ver con el significado social y cultural que tienen las relaciones sexuales.

La construcción social de los géneros, lo que se aprende de lo que debe ser un hombre y una mujer, viene cargado con muchos significados entorno a los roles sexuales que deben desempeñar cada uno de ellos. A los varones desde que nacen, los familiares le comienzan a rendir homenaje al pene del bebé, y esto es una costumbre que se observa tanto en los comentarios de las tías y las abuelas, como en la postura táctil cuando le agarran el pene y le vanaglorian el tamaño del mismo.

Por otro lado, a la hembrita, nadie le celebra su vulva. Y esta se va sumergiendo en una caverna olvidada, donde la niña va haciendo uso de la misma de manera clandestina, y con la suerte de que en ningún momento nadie la encuentre tocándose, para que no se arme la tercera guerra mundial.

De este modo, se va configurando lo que es la sexualidad de ambos sexos, y se le va dando una carga única a lo que es la demostración de la sexualidad, a los genitales. Esto tiene consecuencias, en la mayoría de los casos, negativas. Y es que, lamentablemente, aunque vemos que la gente siempre alardea y dice cosas increíbles sobre sus relaciones sexuales, la realidad es que hay mucha insatisfacción en este plano.

Muchas de los problemas de erección que tienen los hombres, son producto precisamente de esta masculinidad mal construida. Por ejemplo, un evento de “no erección” se puede dar de manera muy normal en cualquier hombre, pero la configuración mental no acepta este tipo de fallo, ya que una erección es sinónimo de “hombría”, y por ahí viene la consecuencia funesta de disfunciones eréctiles consecutivas, que profundizan mas aun la potencialidad masculinizada del pene.

De igual modo, muchas mujeres no disfrutan de su sexualidad, en primer lugar por entender que toda su satisfacción debe estar centrada en la vulva, y en segundo lugar por esperar que el hombre con su omnipotente pene le de toda la gratificación que ella debe recibir. Gran error, demasiado grande diría yo.

Obviamente, que lidiar con lo que hemos aprendido, es algo complicado. Y muchas veces, auque sepamos que satisfacernos sexualmente, va mucho mas allá de lo que es un pene o una vagina, no encontramos la manera de gratificarnos de manera completa y disfrutar de todo lo que nos brinda nuestro cuerpo en general y el de nuestra pareja.


Por eso es bueno educarse adecuadamente, para aprender todo aquello que la sociedad y la familia se han encargado de “no enseñarnos” de manera abierta y sana… No es justo que sigas amargada, no es justo que sigas aparentando ser el hombre que tiene 5 erecciones seguidas y otras tantas eyaculaciones!!! Te mereces una relación sexual más abundante y plena, explotando esas maravillas que tiene todo el aparato sensorial. Así que, comienza a experimentar nuevas formas y sensaciones, a lo largo de ese maravilloso mar llamado cuerpo…

1 comentario:

AnoAnal dijo...

camello de gato, ya que al inicializar el intento jerárquico, los perros menstruales agachan el moño. Imposible generalizar sobre la sinecuanon aligérica de tu comentario anal.