viernes, 12 de junio de 2009

Para no olvidar

Imagen elaborada por: creativecommons, http://creativecommons.org


Una de las canciones que más me gusta se llama “Para no olvidar”, escrita e interpretada por Andrés Calamaro cuando estaba en el grupo “Los Rodríguez”. La lírica de la canción comienza así: “De un tiempo perdido, a esta parte esta noche ha venido un recuerdo encontrado para quedarse conmigo. De un tiempo lejano, a esta parte ha venido esta noche otro recuerdo prohibido, olvidado en el olvido.

De igual modo vino a mi memoria la inquietud curiosa de como había yo comenzado a interesarme por escribir cosas, sin ser periodista ni nada parecido. Haciendo memoria, comencé a recordar y vinieron muchos recuerdos perdidos, olvidados en el olvido. De la síntesis de esos recuerdos, redacté lo que a continuación quiero plasmar.

Yo pensaba: “¿Será un buen momento para comenzar a escribir?, pero, que importa, total, muchos escriben, y yo soy uno de esos muchos”. No sé que tiempo hace me surgió la inquietud de redactar todas esas cosas que me pasan por la mente sobre las relaciones humanas, de todo tipo. Quizás, en este momento, el motivo principal son las relaciones de pareja, que van y vienen y siempre terminan como la tan repetida e histórica sistematización de la vida de los seres vivos que nos dan las ciencias naturales: nacen, crecen, se reproducen y mueren.

A veces he llegado al punto de que necesito otra voz que me acompañe en mis momentos de no salida, de tranque emocional. Para mi un tranque emocional es cuando ya he agotado todos los recursos, al menos concientes, para buscar una o varias soluciones a situaciones conflictivas que estén pasando en mi vida en un contexto determinado. Y me ha dado resultado, al menos de manera momentánea o por varios meses. La cuestión es, que los conflictos siguen surgiendo, aunque con objetos y/o sujetos y contextos diferentes.

Es como un día de veinticuatro horas prolongado por no sé cuanto tiempo. Donde todo tiene un comienzo claro y energético, y un continuo esfuerzo por preservar lo lindo y vital del amanecer, pero que termina poniéndose oscuro y agotador como la noche. Algo así como un bostezo después de la cena.

Somos escogidos como objetos para jugar el papel de otra persona, en el drama de otras y otros, para ser castigados o beneficiados por las cuentas no saldadas por otras personas. Somos víctimas en algunos contextos, y victimarios en otros. El dolor siempre estará, porque lo reservaron para nosotros, y es la pena universal de la humanidad. Es la condena inevitable de sufrir aun cuando la meta sea no hacerlo. Es que una y otra vez somos presa de la trampa de otras personas, y a la vez hacedores de trampas para otras personas.

En fin, la tierra seguirá dando vueltas, como parte de un todo, hasta que se sepa su destino. Por el momento, sólo nos queda seguir respirando y acuñando esquemas aprendidos y/o pretender originalidad. De todas formas, trata de vivir de manera justa y entusiasta, al menos eso te entretendrá hasta el día final.

re.almanzar@gmail.com